Amenazas, boicots y llamadas a la intervención del Ejército: una investidura entre el ruido y la furia

  • Las tres derechas declaran que el gobierno de Sánchez es ilegítimo desde antes incluso de su nacimiento y abren una guerra en todos los frentes contra la coalición
  • Dirigentes de Vox han alentado la idea de que debe intervenir el Ejército para hacer cumplir la Constitución y los aliados de Sánchez reciben coacciones y amenazas
  • El diputado de Teruel Existe precisó de escolta policial ante las miles de amenazas que recibió en las redes sociales y que también se enviaron a diputados socialistas

Pintada contra Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe. TERUEL EXISTE

Pintada contra Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe // TERUEL EXISTE

El Ministerio del Interior ha tenido que poner protección a un diputado para que pudiera ejercer su voto libremente en la sesión de investidura. Ha sucedido en España en pleno siglo XXI. El parlamentario en cuestión es Tomás Guitarte, único representante de la agrupación de electores Teruel Existe, que nació para representar a la provincia y a esa España vaciada cuyos debates no suelen interesar a la prensa. Guitarte, cuyo nombre ya conoce todo el país, ha sido víctima de una campaña de acoso en las redes sociales, en su propio correo electrónico y hasta en su propio pueblo, con pintadas, para que modificase su voto después de anunciar un sí a Pedro Sánchez, a cambio de que no se cierren las taquillas en las estaciones de Renfe de los pueblos y unas cuantas mejoras para una provincia que agoniza.

Guitarte se ha ido a pasar la noche la víspera de la investidura a un lugar «indeterminado» para evitar sobresaltos mientras en algunas fachadas de su pueblo aparecían consignas que lo tildaban de traidor y en su correo electrónico tenía más de 8.000 cartas con insultos y todo tipo de amenazas.

Paralelamente, medios de comunicación vinculados a la derecha han rescatado adjudicaciones públicas al estudio de arquitectura de su pareja durante el año 2018 , antes de que Teruel Existe decidiese ir a las elecciones, como la que el Gobierno de Aragón de Javier Lambán le otorgó para la dirección de obra del hospital de Teruel, por 350.000 euros. Ese trabajo que el estudio de arquitectura de su pareja realizó para el gobierno regional antes de que estuvieran convocadas siquiera las primeras elecciones generales sirvió a Ok Diario para titular «Tomás Guitarte tenía un precio: el PSOE regó con 426.000 euros al diputado clave para investir a Sánchez». El diario El Mundo también se dedicó espacio al tema el día de Reyes: La empresa vinculada a Tomás Guitarte disparó su facturación por contratos con Aragón y Valencia.

El clima generado ha llegado al punto de que algunos hoteles y restaurantes de Teruel han recibido llamadas para cancelar supuestas reservas si finalmente la agrupación de electores mantenía su voto a favor de Sánchez. Algunas de esas presuntas reservas que se pretendían cancelar ni siquiera habían sido hechas, cuentan algunos hosteleros, pero las llamadas se produjeron igual durante este fin de semana.

Antes, había circulado por las redes una campaña que animaba a los consumidores a boicotear los productos de Teruel, al estilo de las que se montaron hace unos años contra Catalunya.

En las oficinas del grupo socialista en el Congreso este martes, el partido convocó a primera hora a sus diputados para confirmar que todo seguía en su sitio. También los parlamentarios del PSOE han recibido estos días en sus correos electrónicos amenazas, insultos e invitaciones a votar en contra de su secretario general. Algunos de ellos, como la exministra Beatriz Corredor, los hicieron públicos.

Mientras todo eso sucedía, dirigentes y medios de comunicación de la derecha lanzaban mensajes de socorro a la búsqueda de «valientes» socialistas que hiciesen como la representante de Coalición Canaria, Ana Oramas.

Inciso: la «valentía» de Oramas consistió en saltarse lo que habían decidido por unanimidad los órganos de su partido -votar abstención en la investidura- para posicionarse en contra de que Sánchez fuese presidente. Coalición Canaria amenaza ahora con adoptar medidas disciplinarias -no se excluye su expulsión- y la propia diputada pidió perdón en el hemiciclo este martes a sus compañeros por no haber guardado las formas y por haber ocultado su posición al partido al que representa en el Congreso desde 2007.

Con Oramas como ejemplo, Ciudadanos se empleó a fondo en su campaña. Arrimadas, que llegó a telefonear a los líderes regionales del PSOE para frustrar el gobierno de izquierdas y a ofrecer una supuesta coalición de 221 diputados -su partido tiene 10 y ni siquiera el PP estaba de acuerdo en la operación- apeló desde la tribuna a «la conciencia» de los diputados socialistas.

El Mundo en un editorial titulado «Votar en conciencia» también invitó a diputados socialistas a votar contra  su secretario general e invocó el antecedente de los 14 parlamentarios que se negaron a investir a Mariano Rajoy tras el comité federal donde se derrocó a Pedro Sánchez.

El ambiente generado por las tres derechas y sus altavoces mediáticos durante el pleno de investidura lo describió el portavoz del PNV, Aitor Esteban en su última intervención en la tribuna antes de que Sánchez fuese investido presidente: «Es fácil adivinar que viendo que la investidura pueda salir adelante, Partido Popular Vox y Ciudadanos comienzan a expandir la idea que este es un gobierno ilegítimo, que no responde a los parámetros constitucionales». Ese es el espíritu que ha presidido el debate en el hemiciclo y en los titulares de la prensa más conservadora desde el pasado sábado. Los periódicos abren sus ediciones con la ruptura de la Constitución, de España, de la convivencia… o de todo eso junto. Durante la intervención de la portavoz de Bildu en la segunda jornada del Pleno, cuando criticó el discurso «autoritario» del rey Felipe VI el 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum en Catalunya, de los bancos del PP arreciaron gritos de «asesina» e insultos y abucheos de todo tipo se profirieron desde los escaños de Vox y Ciudadanos. Hubo un tiempo en que se comparaba peyorativamente el Congreso de los Diputados con los estadios de fútbol. En 2020 algunos árbitros proponen el cierre de gradas por comportamientos parecidos al que tuvieron algunos diputados de PP y Vox en el hemiciclo.

El supuesto argumento para semejante zapatiesta el sábado fue el discurso de Bildu, cuya presencia en el Congreso no permite atisbar grandes diferencias entre el recibimiento que le profesa la ultraderecha y los partidos que se autodefinen de centro moderado. La coalición vasca lleva unos años en la Cámara pero esta vez tiene grupo propio y sobre todo sus cinco diputados decidieron no votar con las derechas en el rechazo a Sánchez. Y así, ETA, que abandonó las armas en 2011, estuvo más presente que nunca en los discursos del hemiciclo.

No será la última vez. Las tres derechas han anunciado una oposición sin tregua en los parlamentos, la calle y también en los juzgados. La tesis de Ciudadanos y PP es que Sánchez ha pactado con los «enemigos que quieren destruir España». Y en ese saco meten a Bildu y a ERC, que se abstuvieron, y ya no tanto a la CUP y Junts, el partido de Torra, que votaron no a Sánchez junto a las tres derechas. La tesis de Casado, Abascal y Arrimadas es que el dirigente socialista se ha vendido a Quim Torra aunque el partido de Quim Torra se haya opuesto a la investidura de Sánchez. Sucedió algo parecido en el último debate de presupuestos. Sánchez tenía todo amarrado con los mismos partidos independentistas que le acabaron tirando las cuentas. E incluso durante la fallida investidura de julio, en la que según Ciudadanos -entonces representado por Albert Rivera- Sánchez tenía «un plan» que era quedarse «el botín» (España, para los no iniciados) y repartirlo con su banda (los partidos independentistas y los «populistas» de Podemos). Sucedió que ni plan ni banda ni botín: no hubo investidura y tuvieron que repetirse las elecciones.

La campaña por tierra, mar y aire ahora se ha recrudecido e incluye llamamientos de algunos dirigentes de Vox para que intervenga el Ejército. Lo hizo el eurodiputado y columnista, Herman Tertsch, en Twitter el pasado 2 de enero: («En estos días parece que todos los cómplices de Zapatero desde el etarra Otegi a los comunistas Iglesias y Garzón se esfuerzan por hacer inevitable la aplicación del Articulo 8. para que las Fuerzas Armadas interrumpan un obvio proceso golpista de voladura de España como nación.»)

Cuando algunos dirigentes políticos, como el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, le acusaron de estar alentando un golpe de Estado, el eurodiputado de Vox alegó que solo se hizo eco de un artículo de la Constitución. También el portavoz del partido de Abascal en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha insistido durante los últimos días en la idea de que el Ejército está para hacer cumplir la Constitución dando a entender que el pacto de Sánchez con Podemos para cogobernar y con ERC para su abstención vulnera la Carta Magna. Y esto es solo el principio, tal y como dijo el líder del PP, Pablo Casado: «o Sánchez traiciona a sus aliados» y nos vamos a elecciones o la cantinela del «se rompe España» y «que vienen los comunistas» van a estirarla PP, Ciudadanos y Vox todo lo que se pueda.