Cuatro mil millones en fragatas y otras cifras mareantes de las compras de armas de Cospedal

Los presupuestos generales de 2018 certifican el aumento del gasto destinado a Defensa, que crece un 7%. Aumenta en un 1% el monto destinado a la compra de armamento pesado, que ya supone una cuarta parte del total de las cuentas.

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Un tanque en el pasado desfile del 12 de octubre en Madrid // Olmo Calvo

Ya es primavera para la industria armamentística. El aumento del presupuesto militar anunciado por el Ministerio de Defensa de María Dolores de Cospedal comienza a traducirse en noticias sobre la compra de armamento. En enero, la expresidenta de la Junta de Castilla-La Mancha anunció que España destinará un porcentaje mayor del PIB a gasto militar. Las cifras oscilan, pero se apuntan dos: aumentar hasta 18.000 millones los presupuestos anuales de Defensa en los próximos cinco años —este año se han superado por primera vez los 8.000— y un plan de inversiones de 10.800 millones para “adquisiciones” de los ejércitos en los próximos 15 años.

Los Presupuestos Generales del Estado presentados el 3 de abril comienzan a plasmar ese nuevo ciclo de inversiones al destinar 2.164 millones al apartado de programas especiales de modernización. Es la segunda mayor partida, tras los gastos operativos de las fuerzas armadas (2.600 millones) y supone un 25% del total del presupuesto de este Ministerio, un punto porcentual más que en los presupuestos para 2017.

La lista de la compra

Defensa tiene ya la lista de la compra de los distintos ejércitos, tal y como ha ido señalando el portal especializado Infodefensa. En el caso de la Armada, son cinco fragatas F-110, cuya fabricación tiene un precio de 4.000 millones de euros. El proyecto está siendo llevado a cabo por una unión temporal de empresas formada por Indra y Navantia.

El lunes se conocían detalles también de la compra de tres aviones cisterna y de transporte A330 MRTT, presupuestada en 800 millones. Y el miércoles 28 de marzo, víspera de las vacaciones de Pascua, se informaba igualmente de la compra de hasta 30 nuevos cazas Eurofighter. En ambos casos, los encargos se realizarían al grupo Airbus. En lo que se refiere a los cazabombarderos, está previsto que la compra se realice al mismo tiempo que Alemania haga un pedido de este mismo modelo fabricado por el consorcio europeo.

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// Arte El Salto

Las “prioridades” de los ejércitos también se extienden al de tierra, que espera que se autorice una compra de 1.500 millones de euros en vehículos de combate sobre ruedas 8×8. La parte del pastel de la Armada en es este “ciclo inversor” se completa, según Infodefensa, con una inyección de 1.550 millones de euros en el programa de submarinos clase S-80 —con lo que se aumentará el techo de gasto de este programa hasta 3.865 millones de euros—.

La política de compras de armamento va por delante de los aumentos en partidas de personal. Esto no es casual, opina Jordi Calvo, del Centre Delàs de Estudios Por la Paz, quien explica que se trata de una tendencia impulsada desde Estados Unidos y que se extiende especialmente a los países integrados en la OTAN: “Parece que todo va unido a una idea de intensificar la seguridad y defensa de los Estados”.

Para este investigador, la clave es la necesidad del Gobierno de adecuar los presupuestos al ritmo de la industria, el llamado Complejo Militar-Industrial, un conglomerado de empresas que guían en buena medida la geopolítica y los pasos del Gobierno estadounidense. Así, España ha seguido la recomendación —y en este punto, Calvo, insiste en que ningún país “está obligado” a seguirla— que la administración Obama hizo en Cardiff (Gales) en 2014 en una cumbre de la OTAN: subir a un 2% el presupuesto destinado a Defensa en relación al producto interior bruto.

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// Arte El Salto

En este sentido, detalla este investigador: “Cospedal está lanzando globos sonda para ver cómo es la acogida del aumento en 10.000 millones del gasto militar”. Un aumento que se debe sumar al primer presupuesto común europeo en materia de defensa, seguridad y vigilancia, que se espera para el año próximo y para el que se calcula un monto conjunto de otros 20.000 millones.

Concepto de seguridad

Calvo hace una reflexión y es “si esto nos va a dar más seguridad: gastar diez mil millones en barcos de guerra blindados, en nuevos aviones cazas o bombarderos, ¿de verdad sirve para dar más seguridad a la gente normal y corriente?

La seguridad de la gente normal y corriente no depende de 50 eurofighters aparcados o en acciones de entrenamiento, sino depende de que los 20.000 o 30.000 millones de los que hablamos se puedan destinar a pensiones o gastos sociales que no están cubiertos”. Desde el Centro Delàs se hace un cálculo rápido, uniendo a ese “ciclo inversor” anunciado lo comprometido y adeudado a través de los Programas Especiales de Armamento (PEAS). 36.500 millones de euros de deuda que se generaron en el período desde 1998 hasta 2016. Los efectos de esa deuda es un vencimiento de los plazos de dos o tres mil millones cada año. Una deuda “ilegítima” en palabras de Calvo, que se unirá a los programas anunciados en los últimos días.

Jordi Calvo recuerda que quien llegue al Gobierno “tendrá muy difícil cancelar los nuevos contratos” y explica que las cláusulas de cancelación salen tan caras, que los futuros Gobiernos pueden optar por “comerse” los encargos de armamento pese a que no sean su elección política, de forma que se “endeuda a una generación”, concluye.

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