Cuchillas contra niños: la última medida de Melilla para blindarse ante los menores extranjeros

La ciudad trata de impedir que se cuelen en los ferrys como polizones para llegar a la Península utilizando la misma técnica que nunca ha funcionado en las vallas fronterizas con Marruecos: concertinas. Varias organizaciones critican que sólo causará más daño a los menores marroquíes.

Vallas con concertinas en el Puerto de Melilla.- JOSÉ PALAZÓN/ PRODEIN

Vallas con concertinas en el Puerto de Melilla.- JOSÉ PALAZÓN/ PRODEIN

Melilla suma y sigue en su guerra contra los menores extranjeros no acompañados (mena) que viven en la ciudad. La Autoridad Portuaria, dependiente del Ministerio de Fomento, ha comenzado a instalar una triple valla de cuatro metros de altura con concertinas alrededor del puerto. El objetivo es reducir el número de «intrusiones» al área restringida por parte de lo que el Gobierno melillense define como «inmigrantes irregulares», aunque en realidad se trata de menores marroquíes que tratan de llegar a la Península a bordo de los ferrys que zarpan del puerto como polizones. Es lo que los chicos llaman «hacer risky» y sus consecuencias, a veces, son la muerte.

La decisión, que ya se había anunciado el pasado junio, ha generado gran polémica, porque es la misma estrategia que empleó el Ministerio del Interior en las vallas fronterizas con Marruecos, hace seis años. Ante la «gran presión migratoria» y los continuos «asaltos» a las vallas por parte de «inmigrantes violentos» —siempre palabras del Gobierno del PP—, se volvieron a colocar las famosas concertinas en lo alto de la alambrada. La medida fue criticada con dureza por numerosas organizaciones sociales e incluso es Defensor del Pueblo, y además, no redujo los intentos de salto, aunque sí causó heridas gravísimas en decenas de personas migrantes, incluso la muerte de uno de ellos en Ceuta en 2009, que fallecido desangrado tras seccionarse una arteria en la valla.

«El que cumpla la ley no va a producirse ningún daño con la concertina»

El presidente de la Autoridad Portuaria de la ciudad autónoma, Miguel Marín, ha justificado el uso de cuchillas contra los chavales de la misma manera que el Gobierno justificó en su día las concertinas de las vallas. Se trata, dice, de «elementos estáticos», de «medidas disuasorias» que están amparadas, según él, por el Estado de Derecho y que no causarán ningún daño a nadie siempre y cuando no intente cruzarlas: «El que cumpla la ley no va a producirse ningún daño con la concertina», ha zanjado.

Más gráfico aún, Marín ha utilizado el fuego como metáfora: «El fuego quema. Lo que no haces es meterte en el fuego. Las concertinas no son móviles, no persiguen a la gente. Si no hay nadie que intente pasarla ilegalmente no pasa nada», ha dicho.

Una herida causa por las cuchillas de la valla de Melilla en 2013.- ATLAS

Una herida causa por las cuchillas de la valla de Melilla en 2013 // ATLAS

Medio millón de euros

El presupuesto de la obra, que contempla la instalación de esta triple valla cortante en casi 600 metros, es de 467.742,34 euros. Casi medio millón de euros destinado a «quitar las ganas a esos jóvenes y menores que vienen a Melilla para colarse de polizón en el puerto», ha explicado el presidente de la Autoridad Portuaria, que añade que en 2017, más de 19.200 personas se colaron en el puerto saltando las actuales vallas, de dos metros de altura.

En Melilla hay entre 100 y 200 menores extranjeros que viven en calle y aguardan su momento para colarse en los barcos del puerto. Son menores amparados por la Ley de Protección del Menor que deberían estar bajo tutela de Ciudad Autónoma, como otro millar, aproximadamente, pero por diversos factores, prefieren escapar de los masificados centros de acogida de la ciudad y probar suerte al otro lado del Estrecho. Estos chicos representan un peligro y un factor de inseguridad para cierto sector de la sociedad melillense, según expresan en algunos grupos en redes sociales. Foros ciudadanos que, por otra parte, están bajo investigación policial por promover el odio y la violencia contra ellos. 

Una medida «inútil» y peligrosa

Las cuchillas son una medida más del Gobierno dirigida a acallar a ese colectivo crítico y que se suma a otras como las redadas policiales para localizar y llevar a los menores de la calle a los centros. El Gobierno también ha hecho un llamamiento público a particulares y ONG para que no den comida ni mantas ni ningún tipo de ayuda a los niños que viven en las calles para que así vuelvan a los centros. Incluso se ha propuesto atajar el «problema de los mena» con una iniciativa dirigida a cambiar la Ley del Menor y la Ley de Extranjería y poder retener a los chicos en los centros, abarrotados, e, incluso, poder negarles el permiso de residencia si tienen 17 años.

Pero si algo han demostrado las vallas de Ceuta y Melilla es que pueden dificultar el movimiento de las personas, pero no impedirlo. Desde que se instalaron, los intentos de salto no han descendido. Las personas migrantes han encontrado nuevos puntos débiles en los perímetros, como los pasos de porteo, para cruzar a la carrera. Ante el blindaje de Melilla, también han aumentado de manera notable las llegadas de pateras a través del mar. Una ruta mucho más peligrosa, como quedó demostrado el pasado domingo, cuando aparecieron más de 20 cadáveres flotando en aguas cercanas de Melilla tras naufragar la precaria embarcación que transportaba a 47 personas.

Harraga: «Los niños seguirán colándose. No lo impedís, lo dificultáis y seguiréis asesinando niños»

En opinión de José Palazón, presidente de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), las cuchillas en el puerto representan una «medida absolutamente inútil que va a traer cuantiosos beneficios a algunos y más daños de los que ya sufren actualmente a los menores y jóvenes que intentan escapar de la desatención que sufren en Melila». Según este activista, esta valla, igual que la de la frontera, «no va a servir para nada» porque los menores seguirán intentando huir de la pobreza y la falta de atención y oportunidades de Melilla, pero si antes era peligroso, ahora lo será aún más. «Ni comidas ni mantas… ¡cuchillas!, eso es lo que están haciendo en el puerto», ha criticado Palazón.

La Asociación Socioeducativa Harraga, que acompaña y asiste a estos menores, ha lamentado que «donde no hay diálogo, ni comprensión, ni medidas educativas siempre implantan medidas represivas, vallas y fuerza». Añaden que «los niños seguirán colándose porque para los niños nada es imposible. Vosotros (el Gobierno) no lo impedís, lo dificultáis y seguiréis asesinando niños«, ha exclamado, en referencia a los menores como Soufian, que perdieron la vida en los centros de acogida tras herirse haciendo risky

Piden la comparecencia de Zoido

Por su parte, Izquierda Unida ha pedido de comparecencia urgente en el Congreso del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, para que explique todos los detalles sobre la instalación de este «peligroso dispositivo» que «puede causar graves heridas e incluso la muerte a los menores que suelen intentar cruzar el perímetro del puerto”. tanto la institución del Defensor del Pueblo, como múltiples asociaciones de defensa de los Derechos Humanos e incluso distintos organismos internacionales ya denunciaron la utilización de este mismo contundente sistema en la valla fronteriza con Marruecos”.

Mientras tanto, el presidente de la Autoridad Portuaria melillense ha pedido a quienes critican e «insultan» a las instituciones de Melilla por su papel mena que «vayan a Marruecos, se manifiesten allí y pidan explicaciones de por qué deja desamparados a esos menores y no cumple con el acuerdo de repatriación, provocando ese desarraigo familiar». Que «adopten a esos menores» porque «con que cada uno adopte a uno, en Melilla desaparecería el problema» de esta inmigración infantil.