Infancia Libre y el ‘antiperiodismo’

  • Los casos de las madres de Infancia Libre son complejos y muy diferentes, como hemos tratado de documentar en El Salto frente al silencio atronador de la mayoría de los medios.
  • Ahora que la Fiscalía ha archivado la investigación policial, sería de recibo que estos medios pidieran perdón.

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Recuerdo muy bien la primera noticia que me llegó sobre Infancia Libre. Un planteamiento tan tendencioso es inolvidable. Tenía un titular en el que vinculaba “detención”, “madre”, “secuestro” y “Podemos”. Una mezcla de clickbait y misoginia reaccionaria que corría entre los principales medios del país. Habían detenido a María Sevilla, expresidenta de la asociación, por incumplir el régimen de visitas y alejar a su hijo de su padre. Daba la casualidad que Sevilla había acudido al Congreso para hablar de abusos sexuales contra menores de la mano de Podemos. El guion de la peli de terror más taquillera ya estaba hecho.

Todos hablaban de secuestro y de denuncias falsas. Corrían los detalles más escabrosos: hijos sin escolarizar, alimentados con prozac, adoctrinados. Leí hasta que una de las hijas de María emitía sonidos animales cuando fue detenida. Poco después llegó a mis manos un artículo de El Mundo escrito por uno de los padres. Era periodista del medio y contaba su historia. Su versión. Ni rastro del testimonio de la madre. La opinión pública no puso ni un pero. Recuerdo a una compañera de oficio con el manido argumento de que “existan mujeres que mienten no nos viene nada bien”. Mienten. Seguro. Lo dice un periodista de El Mundo que además es el exmarido de una de estas madres. Miente la madre. Seguro. Sin escucharla ya lo sabemos.

La primera vez que vimos a las madres de Infancia Libre encontramos unas mujeres en shock: creían a sus hijos e hijas y habían hecho todo lo posible por alejarlos de lo que consideran perjudicial

Acto seguido abrí nuestro grupo de Feminismos de El Salto, un espacio en el que las compañeras que formamos parte de este medio colectivo decidimos temas, comentamos enfoques y nos sanamos. Compartí mi inquietud con respecto a este caso. Tenía un fuerte pálpito de que había un interés en ocultar la otra versión. No era la única. Gracias a nuestra cercanía a los movimientos sociales contactamos con las madres de esta asociación. Y lo que encontramos fue unas mujeres en shock. Creían a sus hijos e hijas y habían hecho todo lo posible por alejarlos de lo que consideran perjudicial. Y ahora se veían en el punto de mira. Ya habían detenido a tres de ellas, bajo una nube de flashes. Habían pasado de denunciar ante la opinión pública el grave problema que tiene este país con los abusos sexuales a menores —que se archivan en el 70% de los casos— a ser acusadas de delincuentes. De organización criminal, nada menos, según transcendía en diferentes medios.

Los medios. Los programas matinales cargaban las tintas basándose en soplos policiales. Espejo Público como máximo exponente. La Policía andaba preparando un informe para acusar a estas madres de organización criminal. Los periodistas emitían las tesis policiales sin despeinarse ni contrastar. Esgrimían punto por punto las bases en las que se apoyaba el informe: una red estructurada para emitir denuncias falsas utilizando los mismos profesionales. Pediatras, psiquiatras y psicólogas de expediente impecable, ahora bajo el foco de la sospecha.

Al mismo tiempo nosotras analizábamos la documentación que las madres nos habían hecho llegar. Patricia Reguero y yo pasábamos mano a mano las páginas de una pesada carpeta de informes, atestados y pruebas de todo tipo. Nosotras, que no somos policías, comprobábamos que las acusaciones no tenían ni pies ni cabeza: cada madre había acudido a incontables profesionales y no siempre los mismos, ninguna había sido acusada de denuncias falsas, explicamos y documentamos que las denuncias de abusos sexuales se habían emitido antes de que se conformara la asociación y algunas habían sido emitidas de oficio, señalamos las contradicciones del informe policial. En el caso de María Sevilla, fue la propia justicia la que abrió la investigación, después de que los jueces escucharan a esta madre en un juicio donde se dirimía la guarda del menor.

Estábamos ante casos complejos y muy diferentes. Y eso es lo que intentábamos mostrar de una manera contrastada en cada uno de nuestros artículos, rodeadas de un silencio atronador

Unas habían decidido incumplir el régimen de visitas, otras tenían la custodia de sus hijos e hijas. Algunos de los padres estaban condenados por maltrato. Es el caso de Ana María Bayo, cuyo caso aparece incluso en un informe de Save the Children sobre la desprotección de los menores que denuncian abusos sexuales. Una madre que nos recibía con toda la documentación en la mano. Una documentación entre la que se encuentra una grabación transcrita, cuyo carácter probatorio desestimó el juez. Su hija se metió una grabadora en el calcetín para documentar un encuentro con su padre. Pero no fue suficiente.

Estábamos ante casos complejos, muy diferentes unos de otros. Y eso es lo que intentábamos mostrar de una manera contrastada en cada uno de nuestros artículos. Pero estábamos rodeadas de un triste silencio de algunos medios afines y de un ruido atronador de otros que tenían el share a su favor.

Ahora, cuando la tortilla está dando la vuelta, cuando la Fiscalía ya ha archivado la investigación policial, cuando las madres cuentan ya con cuatro resoluciones favorables, sería de recibo que los medios pidieran perdón, se reconciliaran con estas madres y les dieran el espacio que siempre se han merecido.

Nos han felicitado en Twitter por haber sido valientes. Yo creo que, más que valientes, hemos sido rigurosas. Rigurosas porque hemos acudido a las fuentes documentales, más allá de reproducir informes policiales. Rigurosas porque la corriente de odio hacia estas madres, para algunos medios “brujas”, no ha impedido que analizáramos la documentación. Y rigurosas porque vamos a seguir contando este caso pase lo que pase. Porque el ‘antiperiodismo’ es una amenaza real y alguien tendrá que enseñar la otra cara, aunque sea desde nuestra modesta ventana construida al margen de intereses.

Leer más: Infancia Libre estudia emprender acciones legales por el informe de la Policía que acusaba a la asociación de “trama criminal”

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