Joaquín Acedo: «Recuerdo a más de 70 personas en el agua, conseguimos sacar a 22»

Joaquín Acedo, componente de Proactiva Open Arms, la primera ONG que llegó a Lesbos para rescatar a los refugiados que se juegan la vida en el Mar Egeo para llegar a la UE.

Joaquín Acedo, en la isla griega de Lesbos, donde trabaja con Proactiva Open Arms . - PABLO MUÑOZ

Joaquín Acedo, en la isla griega de Lesbos, donde trabaja con Proactiva Open Arms  // PABLO MUÑOZ

MITILENE (GRECIA).- Joaquín Acedo es componente de Proactiva Open Arms, la primera ONG que llegó a Lesbos para rescatar a refugiados procedentes de Turquía. Cuenta en esta entrevista cómo es el trabajo de la organización en el Mar Egeo.

¿Cuánto tiempo lleva en Lesbos?

Llevo algo más de 20 días. En total, he pasado aquí unos cuatro meses desde el año pasado hasta ahora.

¿Qué le motivó para venir hasta aquí?

Trabajo como socorrista en España, como técnico sanitario en los servicios de salvamento. A raíz de que Óscar Camps (creador de la ONG) vino, hemos trabajado aquí como ayuda a los refugiados en la llegada de pateras, y viendo la necesidad de que faltaban socorristas y faltaba personal que se desenvolviera en el agua en el caso de tener que hacer algún rescate o tener alguna otra emergencia grave, se me ofreció la oportunidad de venir. Me seleccionaron, me preguntaron si podía venir y acepté, obviamente.

¿Cómo le ha afectado el cambio de trabajar en las costas españolas a trabajar aquí en pleno Mar Egeo?

«Aquí puedes tener una intervención en el mejor de los casos. Si sale mal, tienes doscientas. Es muy fácil que en una emergencia tengas a mucha gente implicada»

Es muy distinto. Allí tienes pocas intervenciones y situaciones en las que todo está controlado. Puedes tener alguna intervención más grave, pero sigue siendo sólo una persona. Aquí puedes tener una intervención en el mejor de los casos. Si sale mal, tienes doscientas. Es muy fácil que en una emergencia aquí tengas a mucha gente implicada. Igual no todas son graves, pero sí que son difíciles en potencia, sobre todo en el número de personas. En un momento, te cambia la cosa y tienes cincuenta muertos.

¿Cómo conseguís la financiación para seguir aquí después de un año?

La ONG, como dices, se fundó hace un año, en octubre de 2015. Desde entonces hicimos una campaña de recaudación de fondos, muchas por redes sociales, y nos movemos sobre todo por donaciones voluntarias particulares. De esa forma podemos ir pagando los gastos, tanto de estancia como de materiales: equipos que hemos comprado, embarcaciones, las motos de agua, los vehículos para movernos por tierra…

Hasta ahora, ¿qué suceso es del que peor recuerdo guarda en su retina?

«En nuestra puerta se está muriendo gente. Y están llamando preguntando si pueden entrar y, de momento, la única opción que tienen es colarse por la ventana»

El peor momento, en mi caso, fue por mediados de diciembre de 2015. Tuvimos un naufragio de un barco grande. Era una embarcación de madera. Hacía mal tiempo, la corriente era fuerte. Entonces, al venir muy sobrecargado, el barco se partió en dos y se hundió en un golpe de mar. Recuerdo a más de 70 personas en el agua. Estábamos varios equipos de rescate. Nuestra primera embarcación nos había llegado tres días antes, por los pelos. Conseguimos sacar a unas 22 personas del agua. Yo iba como socorrista. Estaba todo fuera de control. En esos momentos te pones a trabajar, a trabajar y a trabajar. No te da tiempo prácticamente a pensar. Es, hasta ahora, lo que recuerdo más grave.

Joaquín Acedo trabaja como socorrista en España. - PABLO MUÑOZ

Joaquín Acedo trabaja como socorrista en España // PABLO MUÑOZ

¿Y el más positivo?

«Creo que hasta que no llegan aquí no son conscientes del peligro que tiene cruzar el mar. Verlos llorando abrazados es, para mí, el momento más emotivo, más humano»

Valoras en positivo muchas cosas. Valoras el aprendizaje para mejorar en la siguiente intervención. Aprendes de cada momento. También a nivel emocional y humano. Te encuentras con gente que viene de pasarlo muy mal. Que lo ha pasado muy mal en sus países y que lo ha pasado muy mal en el trayecto; que no se han portado muy bien con ellos en casi ningún caso y que pasan por un episodio de mucho miedo como es cruzar este mar (Egeo). Entonces, cuando llegan a tierra, descargan todo. Ves alivio. Lloran, se abrazan. Sobre todo, donde más se nota, es en las familias con padres jóvenes e hijos pequeños. Claro, una persona con 15 años, puede mantenerse a flote uno, dos y hasta tres minutos. Pero cuando viene una pareja joven con un bebé… ese bebé cae al agua y dura segundos. Creo que hasta que no llegan aquí no son conscientes del peligro que tiene cruzar. Verlos llorando abrazados es, para mí, el momento más emotivo, más humano.

¿Alguna institución respalda a la ONG económicamente?

Tenemos reconocimiento. Reconocimiento y aceptación para poder trabajar con autoridades (FRONTEX, guardacostas griegos…), pero no ayudas económicas. Al principio nos ayudaban otras ONG que trabajaban desde tierra, pero, claro, nadie trabajando desde el mar. Entonces, muchas organizaciones recaudaban dinero para ellos y cuando veían que tenían suficiente como para aguantar, nos donaban una parte a quienes estábamos en el mar. A nivel de organizaciones no gubernamentales, si nos han ayudado.

¿Qué opina del acuerdo entre la UE y Turquía?

«La solución no es que venga cuando alguien caiga al agua y sacarla. Eso es un parche momentáneo para una persona. La solución es que esa persona pueda tener un país y vivir como vivía antes»

A nivel político no es nuestra guerra pero, a la vez, es la guerra de todos. Son las situaciones políticas las que nos llevan a esto. La solución no es que venga yo aquí cuando alguien caiga al agua y sacarla. Eso es un parche momentáneo para una persona. La solución es que esa persona pueda tener un país y vivir como vivía antes y eso nace de intereses políticos a nivel global. Es evidente que si se pone dinero para parar un flujo migratorio va a parar. Pero va a parar ahí. ¿Qué pasa? La gente sigue llegando a otras orillas, cambian las rutas.

El año pasado fue una locura aquí, en Lesbos. Este verano ha sido una locura en el Mediterráneo Central. Han salido miles de personas de Libia. Ahora están saliendo también desde Egipto. Han llegado cientos de cuerpos a las orillas egipcias en los últimos días. Entonces, da igual los acuerdos, la solución tiene que ser de raíz. No tienen que ser parches. Si tú estás bien en tu casa no te tienes por qué ir. Estoy completamente seguro que si a estas gentes no les fueran disparando desde atrás no tendrían por qué abandonar sus casas. Cuando emigras, tienes un fuerte componente que es lo que te dejas atrás, que te pesa mucho. Sales de allí, no porque aquello sea la panacea, sino porque cuando te vas es porque hay algo malo. Todos tenemos raíces; todos tenemos a gente a la que queremos.

¿Cuándo cree que podrán poner fin a vuestra labor aquí como ONG?

Es una pregunta muy difícil. No sé cuándo nos podremos ir. Lo único que sé es que mientras esto siga ocurriendo, intentaremos aguantar como sea.

¿Qué país es el que más voluntarios tiene en Lesbos?

Joaquín Acedo, junto a otro compañero de Proactiva. - PABLO MUÑOZ

Joaquín Acedo, junto a otro compañero de Proactiva. – PABLO MUÑOZ

Habría que ver la afiliación de voluntarios. Sí es verdad que españoles han venido muchos, sobre todo trabajando en el agua. Y trabajando en tierra también. También de Noruega, Suecia, Dinamarca. Algunos alemanes, suizos… de muchos países de Europa. Por otro lado, también han venido de Canadá, varios estadounidenses, en PROACTIVA tenemos argentinos… haciendo un recuento global, sobre todo han venido europeos por diversos factores como la cercanía, lo tenemos más vivo, nos toca más. Hay que recordar que somos un continente que ha vivido muchas guerras y, consecuentemente, mucho exilio. España, Alemania, Francia… casi todos los países hemos vivido cómo nuestros abuelos se iban a otros países y creo que eso se transmite de generación en generación. Lo que tenemos ahora, aquí, es lo que protagonizamos nosotros hace 50 ó 60 años.

¿Qué es el Astral y dónde está?

Estábamos buscando crear otro proyecto, aparte de en el Mar Egeo, en el Mediterráneo Central, dirección Lampedusa y dirección Malta. Desde el invierno pasado teníamos esa idea. Estuvimos buscando un barco y lo encontramos. El Astral era un barco de lujo, para recreo, para ocio. Mediante una donación, vimos la brecha y lo transformamos. Creamos, entonces, un barco para trabajar. De camarotes preciosos con mármol y seda los convertimos en quirófanos, salas con dispensarios médicos; de tener una cama de matrimonio gigante a tener cuatro camas.

«Creamos un barco para trabajar. Camarotes con mármol y seda los convertimos en quirófanos, salas con dispensarios médico; de tener una cama de matrimonio gigante a tener cuatro camas»

Lo que nos importaba era el espacio y poder aprovecharlo. Se hizo el REFIT, que es la cualificación de adecuación para poder sacarlo a navegar y salimos de Badalona allá por junio dirección Lampedusa y de allí a las costas libias, siempre desde aguas internacionales, nunca metiéndonos en aguas nacionales. De hecho estuve en el viaje inaugural. Desde ahí, el Astral no ha parado: va a tierra, recarga comida, cambia de tripulación y otra vez al mar. Nuestro modus operandi es siempre estar navegando. Todo es muy imprevisible. A lo mejor en cuatro días no pasa nada pero en un día se hunden diez barcos.

¿De qué manera cree que la crisis de refugiados afecta a los supuestos valores con los que se creó la UE?

Nace de un sentimiento de unión, a priori, económico-comercial. Luego lo enlazas con la gente. Yo por ejemplo me siento más portugués que búlgaro pero, simplemente porque mi frontera está colindante con los primeros y con los segundos tengo menos contacto. Tenemos valores de respetarnos, de acogida… bueno… ¿cómo se está llevando eso? La realidad es que se sigue ahogando gente aquí, y en el Mediterráneo Central, y en el Estrecho de Gibraltar, algo con lo que llevamos viviendo toda nuestra vida. Volviendo a tu pregunta anterior, quizás por eso también estamos, los españoles, más sensibilizados con esta causa. Lo tenemos más vivo. En definitiva: en nuestra puerta se está muriendo gente. Y están llamando preguntando si pueden entrar y, de momento, la única opción que tienen es colarse por la ventana. Son personas, desde el más blanco al más negro; desde el más bajo, al más alto; venga de Etiopía o venga de Afganistán. Son personas y tenemos que tratarlas como tal. La gente no viene a hacer daño, viene a conseguir algo mejor.

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