La brigada política se revuelve y señala al Gobierno de Mariano Rajoy

  • El jefe operativo de la Policía en esa época declara ante el juez que Rajoy y toda la cúpula de Interior con el PP conocían la figura del comisario Villarejo
  • Un miembro de la brigada política implicó en una grabación al presidente en la operación para obtener información contra Podemos de un exministro de Chávez
  • Varios mandos apuntan al número dos de Interior en el espionaje a Bárcenas; Pino dice al juez que habló de Villarejo con Francisco Martínez y con Cosidó
  • GRÁFICO: Quién es quién en la investigación de la brigada política

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz (c), junto al director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó (i), y al director adjunto operativo del cuerpo, Eugenio Pino

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz (c), junto al director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó (i), y al director adjunto operativo del cuerpo, Eugenio Pino

En apenas tres frases, y en medio de una declaración que distaba de ser trascendental para la causa, el comisario Eugenio Pino aseguró este martes ante el juez Manuel García-Castellón que toda la cadena de mando del Ministerio del Interior estaba al tanto de quién era el agente José Manuel Villarejo Pérez, al tiempo que deslizaba que algunos de esos cargos sabían de sus trabajos parapoliciales en Catalunya.

Pero la afirmación que provocó que el juez repreguntara en al menos dos ocasiones  fue aquella que utilizó el ex director operativo de la Policía para asegurar que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había intercedido por el comisario hoy encarcelado por medio de Jorge Fernández Díaz, según había trasladado a Eugenio Pino el propio ministro del Interior.

Pino dirigió la Policía entre 2012 y 2016 con una fuerte impronta personal. En el seno de su Dirección Adjunta Operativa (DAO) se gestó un grupo de mandos policiales dedicados, casi en exclusiva, a rastrear información comprometedora de políticos soberanistas y contra Podemos en investigaciones prospectivas y extrajudiciales.

Cuando Pino fue designado número dos del Cuerpo por el PP, José Manuel Villarejo ya estaba destinado en la DAO, un puesto al que había llegado durante el Gobierno socialista. Ni despacho, ni subordinados, ni horarios constituían el día a día del policía, que presumía de ser un «agente encubierto». eldiario.es desveló en marzo de 2015 que Jorge Fernández Díaz le había condecorado con una medalla pensionada por los trabajos en Catalunya que dirigía presuntamente Pino. En agosto de 2016, el ministro dijo a la revista Vanity Fair que si lo había hecho no lo recordaba.

Villarejo está en prisión provisional desde noviembre de 2017 acusado de liderar una organización criminal con la que se enriqueció gracias a su condición de funcionario. Hoy todos se quieren desvincular de él, con un interés especial de los seis mandos que están imputados junto a Villarejo en la Audiencia Nacional. Con excepción de Enrique García Castaño, investigado en varias piezas, el resto han pasado a estar investigados por su presunta participación en la Operación Kitchen, el espionaje a Luis Bárcenas con fondos reservados para contrarrestar las pruebas de la caja B en el Partido Popular. Pino además se sentará en el banquillo por otra de las maniobras de la brigada política, el intento por introducir información robada en la causa contra los Pujol de la Audiencia Nacional.

Hasta este martes, Eugenio Pino había evitado señalar hacia arriba en sus declaraciones ante el juez por la Operación Kitchen. El magistrado le ha llamado porque, como los jefes operativos con Felipe González y José María Aznar, envió al juez una carta defendiendo la labor de Villarejo al poco de ser detenido éste. Agustín Linares, Pedro Díaz Pintado y Pino han declarado en el marco de cuatro piezas de encargos de particulares y empresas a Villarejo que no se encuentran bajo secreto, a diferencia de la que investiga el espionaje a Bárcenas.

Y así, ante los abogados personados en el caso, los fiscales Anticorrupción y el juez ha explicado que «el ministro» le pidió que «no tratara mal» a Villarejo, que así se lo había indicado el propio Mariano Rajoy a Fernández Díaz después de que el policía hiciera llegar su queja al presidente del Gobierno, sin precisar si fue en persona o a través de terceros. Ante tal afirmación, el juez le pidió que repitiera lo que había dicho hasta en dos ocasiones y añadió si eso sería confirmado por Fernández Díaz de ser llamado a declarar, a lo que el comisario Pino respondió afirmativamente.

Es la segunda ocasión en que un destacado miembro de la brigada política menciona el nombre de Mariano Rajoy. Eugenio Pino lo ha hecho en sede judicial; su antigua mano derecha, el inspector José Ángel Fuentes Gago, lo hizo en abril de 2016, en Nueva York, ante un exministro de Hugo Chávez. «Si nos ayuda a que Podemos no llegue al Gobierno, mejor para todos», dice Fuentes Gago a Rafael Isea, antiguo responsable de Finanzas venezolano. El encuentro fue grabado por los propios policías y moncloa.com lo publicó en abril de 2019. José Ángel Fuentes Gago es actualmente jefe de Gestión Económica, Técnica e Informática de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

«Yo he hablado con el ministro del Interior español y el ministro del Interior español habló con el presidente [del Gobierno] español. Yo solo tengo un mandato aquí, o sea, acompañar a estas personas (el jefe interino de la UDEF y otra policía) y decirle a usted que me diga los nombres de las personas que quiere que documentemos en España y que le demos una nueva identidad o una nueva vida, la que tienen ustedes y les protejamos. Eso es mi compromiso. Yo vengo aquí con ese mandato. Usted me lo dice y lo hacemos», le traslada Fuentes Gago a Rafael Isea.

«Habla con los de arriba»

En su estrategia de desmarque de Villarejo, Eugenio Pino dijo este martes al juez que intentó cesar dos veces a Villarejo porque no lograba controlar la mayor parte de su actividad. Cuando se enteró de que se había entrevistado, sin pedir su permiso, con Jordi Pujol, y se lo recriminó, Villarejo le respondió: «Habla con los de arriba», según ha declarado ante el juez el ex director operativo de la Policía.

Pino añadió que entonces abordó esta gestión de Villarejo y otras con el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, su inmediato superior en el organigrama del Ministerio del Interior; y con el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Según explican fuentes presentes en la declaración, Pino ha dicho que Cosidó le dio una callada por respuesta. Martínez, por su parte, le negó tener conocimiento de esas actuaciones de Villarejo, añaden.

Francisco Martínez ha sido el primer político imputado en el caso Villarejo, lo que supone un salto cualitativo en las investigaciones al policía encarcelado. La Secretaría de Estado que dirigía Martínez manejaba los fondos reservados del Ministerio del Interior. Varios mandos de la brigada política han declarado que el secretario de Estado estaba al tanto del espionaje a Bárcenas aunque todos defienden que se trató de una investigación para identificar a los testaferros del extesorero y localizar el dinero que supuestamente esconde. Ni el juez del caso, ni los policías a las órdenes del instructor supieron nunca de esas investigaciones.

El juez y Anticorrupción sospechan que el objetivo de la brigada política en la Operación Kitchen querían sabotear la causa de la caja B del PP que afectaba a dirigentes del partido. García Castaño reveló que había puesto un ordenador portátil a disposición de Martínez para que siguiera las novedades de la Operación Kitchen.

Villarejo, enfrentado a Ignacio Cosidó por considerarlo el protector de uno de sus grandes enemigos, el también comisario y miembro de la brigada política, Marcelino Martín-Blas, declaró al juez en enero de 2019 que el director general le había ordenado recuperar información «comprometedora» de Rajoy. La causa judicial todavía no afecta a Cosidó, pero el político, ha pasado de ser un cargo de confianza de Pablo Casado a dejar de integrar las listas del PP. Ahora trabaja como personal no eventual de la Junta de Castilla y León, que gobiernan los conservadores.

Eugenio Pino también ha mezclado al CNI en el caso Villarejo. En su declaración ante el juez trasladó su convencimiento de que el comisario también trabajaba para el servicio de Inteligencia, una labor que escapaba a su alcance. Villarejo considera al entonces director del CNI, Félix Sanz Roldán, uno de sus principales enemigos. En la carta que remitió al juez el 17 de enero de 2018, Pino decía que el general le había pedido en dos ocasiones que cesara a Villarejo. En aquella época el servicio de Inteligencia español dependía de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cuyo nombre no salió a relucir en la declaración de Pino, afirman las fuentes consultadas.