Servicios sociales //
- La asociación directores de servicios sociales le ha otorgado el galardón por no recuperar el deterioro que el Gobierno «ha producido en algunos de los ámbitos más sensibles de la protección social»
- La ministra de Sanidad ha ganado con el 48% de los votos, en una candidatura que competía con el equipo económico de Ciudadanos o la exdefensora del pueblo
Dolors Montserrat, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad // E.P.
La Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales ha otorgado el Premio Corazón de Piedra 2017 a la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, por no recuperar el deterioro que el Gobierno «ha producido en algunos de los ámbitos más sensibles de la protección social».
Estos premios se otorgan cada año para reconocer a las personas con «una extraordinaria falta de sensibilidad humana y social», algo que consideran «especialmente grave en personas y organizaciones cuyo cometido debería ser garantizar la calidad de vida de toda la población», según señala la asociación en su página web.
Según ha avanzado la asociación este domingo, Montserrat ha ganado la votación con casi la mitad de los votos —un 48%—, seguida del equipo económico de Ciudadanos —con un 32%—, y la exdefensora del Pueblo, Soledad Becerril Bustamante —con un 19%—.
«Insumisa, desleal con las comunidades autónomas y las entidades locales, insensible e incapaz de comprender el sufrimiento de las personas en situación de dependencia y de sus cuidadores, son títulos más que suficientes para que, en un solo año, se merezca el apreciado premio Corazón de Piedra 2017″, señala esta organización sobre la ministra.
En el año 2013, la entonces ministra de Sanidad, Ana Mato, ya recibió el mismo galardón.
El equipo económico de Ciudadanos, según la asociación, porque «a la hora de tomar las decisiones importantes, estas no son siempre las predicadas en el programa electoral o en el discurso público».
Por su parte, la exdefensora del pueblo, Soledad Becerril, estuvo «muy callada ante el sufrimiento de quienes fueron desamparados en los años tan duros de la crisis, de los recortes en las políticas sociales que han causado mayor sufrimiento e insensibilidad, incluso ante la utilización de la pobreza como espectáculo vergonzante».