La reforma del PP recortó los descuentos del bono social a máximos de 6 a 20 euros mensuales

Quienes sí lo han renovado se encuentran con una sorpresa extra en su factura: la rebaja no se aplica sobre todo el consumo, sino sobre una parte mínima. Así, el 25 o 40% no es real.

Su mínima implantación y las barreras de tramitación que están teniendo los ciudadanos para apuntarse al nuevo bono social no son los únicos problemas a los que se enfrentan quienes tienen derecho a acceder a estos descuentos en la factura de la luz. A aquellos que se han enterado de que tienen que renovarlo y, además, consiguen superar las trabas burocráticas aún les espera una última sorpresa, los descuentos son mínimos: seis, siete euros… hasta un máximo de 20,16, el tope mensual para las familias numerosas en la posición más desfavorable, aquellas con ingresos muy bajos, los vulnerables severos.

Como adelantamos cuando se aprobó la reforma hace casi un año, el Gobierno del PP creó unos límites al consumo que siguen vigentes hasta hoy. Eso significa que no se aplica el descuento sobre todo lo que se pague en la factura, sino solo sobre cierto consumo anual, que va de los 1.200 kWh a los 3.600, dependiendo del caso. Los límites son mucho menores a las medias de consumo de los hogares españoles, por lo que ya no se hace descuento a toda la factura, como pasaba con el bono antiguo, sino a una parte. O, en claro: la reforma supuso un recorte encubierto de estas ayudas.

El nuevo sistema establece tres vías de entrada para potencias contratadas de un máximo de 10 kWh y primeras residencias: para pensionistas de jubilación o incapacidad mínima sin otros ingresos; para familias numerosas, sea cual sea su capacidad económica; y por nivel de renta -ingresos que no superen los 11.279 euros anuales en el caso de hogares sin niños (1,5 veces el IPREM), 15.039 para las familias con un menor (2 veces el IPREM) o unos 18.799 euros anuales si hay dos menores en el hogar (2,5 veces). Estos umbrales suben en el caso de discapacidad, víctimas de violencia de género o del terrorismo.

Veamos un ejemplo: una factura de unos 400 kWh en invierno de un hogar con jubilados que cobran solo la pensión mínima, o formados por un adulto con ingresos bajos y un menor a cargo. Con el bono social anterior al 25% el descuento era de unos 16 euros. Con el actual, como solo aplica a los primeros 140 kWh de consumo, se queda en 7,32.

Así, el 25% (consumidores vulnerables) o el 40% (vulnerables severos, con ingresos mucho más bajos) no es un descuento sobre el total de la factura, sino sobre solo una parte del consumo. Y esos porcentajes no son reales. La situación es distinta dependiendo del tipo de hogar, pero en ningún caso el descuento supera esas cifras mínimas, que van de seis a 20,16 euros anuales.

Descuentos máximos mensuales

Cantidades en euros para potencias contratadas de 3,3 kWh

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Categoría Descuento del 25% Descuento del 40%
Hogares sin menores 6 9,60
Hogares con un menor y pensionistas 7,32 11,71
Hogares con dos menores 8,31 13,30
Familias numerosas 12,60 20,16

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Otro ejemplo: los hogares sin niños a cargo tendrán, como máximo, descuentos de seis euros -9,6 en el caso de vulnerables severos.

Las familias numerosas son las únicas con límites algo más elevados (3.600 kWh al año). Todos los que tengan ese título son, de forma automática, consumidores vulnerables. Da igual lo que ingresen. En ese caso, conseguirán 12,6 euros al mes de ayuda máxima. Si, además, tienen ingresos bajos, esa cifra llega hasta 20,16 euros.

Otro problema de los límites que incluyó el PP en la reforma es que, aunque se expliquen de forma anual, se prorratean según el periodo facturado en cada recibo. Por ejemplo, el límite para una familia sin hijos es de 1.200 kWh, pero en realidad se aplican los descuentos a unos 100 kWh al mes. Así, en los meses en los que no se alcance ese consumo, no se acumula. Y, lo que es peor, en los meses de consumo elevado, como los de invierno, las ayudas tienen mucho menos efecto sobre el total de la factura, como criticó la CNMC.

En muchos casos se trata de cifras mínimas que apenas van a tener impacto en los bolsillos de los consumidores y que no amortiguan el golpe de las últimas subidas de la luz, incluso en el caso de las personas más necesitadas.

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