La revolución del PP

Según Eurostat, en el país del turismo el 40% de la ciudadanía no puede irse una semana de vacaciones //

  • «El turismo tiene un modelo productivo basado en la especulación que fomenta e impone a los españoles una relación de servidumbre».
  • «Los habitantes somos figurantes y mano de obra barata, el territorio una plataforma de inversión privada y el país una marca».
  • «El único modelo que hoy ofrecen las élites a las que defiende Rajoy es intentar repetir el mismo modelo débil, injusto y caníbal que nos trajo al desastre».

Turismo

Una playa masificada en la costa mediterránea // Efe

En el país del turismo mucha gente no puede irse una semana de vacaciones; un 40% de la ciudadanía según Eurostat. En el país donde el salario medio que se gana en la hostelería es un 40% menos que el salario medio general y en el país donde los alquileres se disparan un 16% en el último año, la turismofobia aparece como el relato de aquello que debe preocuparnos. Sin embargo no existe tal cosa, pues nadie está en contra de que su país sea visitado al igual que visitamos otros países. El problema es otro. El turismo en España es un efecto y no una causa, es un síntoma de un modelo productivo y una división europea del trabajo. Un modelo productivo basado en la especulación que fomenta e impone a los españoles una relación de servidumbre. Una división europea del trabajo que hace del sur un lugar de destino y de consumo de aquello que se produce en el norte.

Así, los habitantes somos figurantes y mano de obra barata, el territorio una plataforma de inversión privada y el país una marca. El problema del turismo es el entramado que le rodea y cómo eso lastra a nuestro país. El turismo se utiliza para canalizar y bombear la actividad de otros sectores que, junto al turismo, constituyen la columna vertebral del modelo productivo: especulación inmobiliaria e infraestructuras; constructoras y redes de corrupción. De este modo se explica que España sea el tercer país del mundo en llegada de turistas, el tercer país del mundo en kilómetros de autovías, y fuimos los líderes de consumo de cemento (1) en Europa. Todo este modelo estalló en 2008, modelo que se sostenía gracias al endeudamiento y la creciente precariedad. El único modelo (2) que hoy ofrecen las élites a las que defiende Rajoy es intentar repetir el mismo modelo (3) débil, injusto y caníbal que nos trajo al desastre. Ésta es la revolución del PP.

Claro que el turismo tiene un papel fundamental en España, nadie dice lo contrario, pero lo que necesitamos es un modelo que sea pionero en economía verde, que realice la transición energética y salga del ladrillo. Un país donde haya turismo, claro, pero un turismo que no necesita valorarse a granel y celebrar cada nuevo récord en millones de turistas mientras reparte precariedad. Un país que fiscaliza mejor, que invierte mejor y eleva el suelo del bienestar de la gente, es un país que crea más riqueza y por lo tanto menos dependiente del turismo. Así como idea loca, por ejemplo, en lugar de perder 12.000 investigadores en 5 años, podemos invertir en investigación. Podemos aprovechar el sol que tenemos para impulsar la energía fotovoltaica, porque no tiene mucho sentido que Alemania tenga ocho veces (4) más capacidad solar que España, o que el Reino Unido instale 70 veces más energía solar que España.

Cambiar el enfoque permite preservar mejor la riqueza natural y así lograr que los lugares que desean visitar los turistas puedan seguir siendo visitados en el futuro. Varias ciudades europeas aplican normativas de cara a gestionar de una manera racional el turismo en sus urbes, ¿a qué viene entonces tanto espanto? Resulta bastante incomprensible que Airbnb haya pagado en España por impuesto de sociedades poco más de 55.000 euros en el año 2016. Desde que llegaron los ayuntamientos del cambio este tipo de medidas han sido tildadas por el PP de ocurrencias y de llevarnos al desastre. Sucede lo contrario, lo mismo pasa con sacar los coches del centro de la ciudad, pero el PP intenta suplir su falta de proyecto de país intentando frenar el cambio que otros impulsan. No tenemos por qué conformarnos con la precariedad, los salarios bajos, la falta de vivienda y la falta de ideas de este Gobierno. Las cosas pueden ir a mejor, pero para eso hay que quitar el tope que representa este Gobierno y su modelo. No es turismofobia, ni la comodidad de lo negativo, se trata de buscar vías para salir de la precariedad vital y la ausencia de futuro; es algo tan simple como cargado de sentido común: querer cambiar, mejorar la vida para no tropezar con la misma piedra una y otra vez.

Nota: tomalaprensa no enlaza a medios AEDE… (pero estos son los artículos por si quieres buscarlos)

En relación a los artículos:

  1. El Confidencial: El consumo de cemento en España ascendió al récord de 50 millones toneladas en 2005
  2. Expansión: Rajoy anuncia una inyección de 5.000 millones en 2.000 kilómetros de carreteras hasta 2021
  3. El Mundo: El consumo de cemento se dispara en 2017 por el aumento de la construcción de viviendas
  4. La Vanguardia: Alemania tiene ocho veces más energía solar fotovoltaica que España
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