- El nuevo protocolo para la seguridad de las víctimas de violencia de género incluye consejos policiales de autoprotección como disponer de una habitación segura en casa o «procurar no ir solas a desayunar o comer»
- Otra de las recomendaciones es «identificar a los vecinos de más confianza», informarles y «acordar señales con ellos para avisar» si se advierte la presencia del agresor
- En lo que va de año 28 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
Imagen de la campaña del Gobierno contra la violencia de género «Hay salida»
Disponer de una habitación segura donde poder refugiarse o pactar señales con los niños o niñas y los vecinos para que sepan cuándo tienen que pedir ayuda son algunas de las medidas que aconseja el nuevo protocolo para la seguridad de las víctimas de violencia machista y la valoración de su nivel de riesgo.
Unos consejos policiales que se repartirán a las víctimas y que se recogen en la instrucción que acaba de remitir la Secretaría de Estado de Seguridad a las fuerzas de seguridad y que recoge el nuevo protocolo para la valoración del nivel de riesgo de violencia de género y de gestión de la seguridad de las víctimas.
La instrucción, a la que ha tenido acceso EFE, establece las medidas que deben adoptar los agentes –tanto las obligatorias como las complementarias– para cada uno de los niveles de riesgo de la víctima –no apreciado, bajo, medio, alto y extremo–.
Pero también otras de autoprotección en los distintos niveles dentro del plan de seguridad personalizado con cada víctima y para los menores. Más de 52.000 víctimas de violencia de género estaban en situación de riesgo en España a finales de 2015, de ellas más de un centenar en nivel alto y extremo, y casi 3.000 en nivel medio.
Preparar «una habitación segura»
Desde las más sencillas, como portar siempre un teléfono móvil, hasta preparar una habitación segura, la instrucción ofrece todo un listado de recomendaciones. En el caso de los menores, la instrucción recomienda que se les enseñe a ir a la habitación segura en cuanto se produzca una situación violenta, avisarles de que está ocurriendo y acordar una palabra o un gesto clave para que sepan cuándo tienen que pedir ayuda.
Crear una lista de teléfonos de emergencia y asistencia para llevarla siempre consigo, «instalar en el móvil la aplicación del Ministerio del Interior AlertCops u otras equivalentes, realizar algún curso de defensa personal» y portar las fotocopias de las disposiciones judiciales de protección son otros de los consejos.
Si el agresor ha abandonado el domicilio, lo más conveniente, dice el protocolo, es cambiar las cerraduras y mejorar las medidas de seguridad en el domicilio, como videoporteros o alarmas conectados a las centrales de recepción.
También «identificar a los vecinos de más confianza que pueden ser contactados en caso de emergencia», informarles de la situación y pedirles que llamen a las fuerzas de seguridad si advierten la presencia del agresor o si oyen gritos o sonidos de un ataque violento.
Incluso, «acordar señales con ellos para avisar, como un número determinado de toques de teléfono, luces encendidas, etc…», pero también bloquear las llamadas o mensajes desde los números del agresor, restringir el acceso al perfil en las redes sociales o no aceptar solicitudes de amistad de desconocidos.
Informar al centro escolar de los hijos de la situación y de las medidas judiciales que haya en vigor, como las órdenes de alejamiento, así como al responsable del centro de trabajo de la víctima es también conveniente.
«No ir solas a desayunar o comer»
Las fuerzas de seguridad recomiendan a las víctimas que no usen las mismas rutas de traslado al centro de trabajo, que «procuren no ir solas a desayunar o comer», que sean acompañadas hasta el medio de transporte que se use y, si es posible, que pidan el cambio de centro de trabajo o de horario dentro de la empresa.
Para el caso de que el agresor entre en la casa, tener planificada y practicar una «rutina de escape de emergencia»: salir del domicilio y, si no se puede, «confinarse en un lugar seguro con un teléfono móvil par a llamar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Igualmente alejarse de los áreas de la casa más pequeñas donde el agresor puede atrapar más fácilmente a su víctima.
El nuevo protocolo instruye a los agentes para el uso de los formularios donde se evalúa la situación de riesgo de la víctima y su nivel. Es el conocido como VioGén. Cada uno de esos niveles conlleva medidas policiales, de las que se informa a las víctimas, como vigilancias esporádicas, frecuentes o permanentes según el riesgo.
Según los datos publicados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 28 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año y seis casos se mantienen en investigación.
El SUP denuncia la falta de recursos y personal para el seguimiento de las mujeres maltratadas
- El sindicato de la policía pide más recursos y formación para atender a las mujeres maltratadas horas después de anunciarse el nuevo protocolo para la seguridad de las víctimas de violencia de género
- También critican algunas deficiencias del nuevo protocolo, entre ellas el sistema VioGén, «una fría herramienta informática» que asigna los niveles de riesgo atendiendo a una batería de preguntas
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha denunciado hoy la escasez de recursos y de personal para el seguimiento y atención de las mujeres maltratadas, y ha pedido más formación de los agentes en esta materia y un equipo multidisciplinar para la valoración del riesgo de las víctimas.
Así lo han manifestado a Efe fuentes del sindicato después de conocer la instrucción del Ministerio del Interior, remitida a las fuerzas de seguridad, que recoge el nuevo protocolo para la valoración del nivel de riesgo de violencia de género y de gestión de la seguridad de las víctimas.
Reconoce el sindicato que este protocolo se encuentra en «una línea de mejora y perfeccionamiento» del sistema de valoración, el conocido como VioGén, por lo que no critica las novedades que han sido introducidas, aunque sí la aplicación de la instrucción.
En este sentido, el SUP recuerda que la valoración del riesgo de la víctima (existen cinco niveles: no apreciado, bajo, medio, alto y extremo) recae principalmente en los agentes destinados en las Unidades Familia y Mujer (UFAM), policías «con mayor o menor formación en materia de violencia de género».
Pero «la falta de recursos y la escasez de personal» lleva al sindicato mayoritario de la Policía Nacional a denunciar la existencia de «graves carencias».
Y, entre ellas, asegura que la asistencia en esas unidades, las UFAM, no es de 24 horas, por lo que en horario nocturno, en festivos o en fines de semana las víctimas son derivadas a las oficinas de atención al ciudadano y son atendidas por personal no especializado.
Denuncia asimismo que los funcionarios encargados del seguimiento y protección de las víctimas tienen asignados un «excesivo» número de casos e, incluso, se llega a quintuplicar la cifra aconsejada, «sin medios materiales en la mayoría de las ocasiones».
«Una fría herramienta informática»
Va más lejos el SUP y dice que la Valoración de Riesgo Policial (VPR) y las posteriores evaluaciones de seguimiento (VPER) del sistema VioGén no dejan de ser «una fría herramienta informática» que asigna los niveles de riesgo en función de la respuesta a una batería de preguntas que debe de cumplimentar el agente de turno según las respuestas de la víctima, testigos, victimario u otros.
Es muy importante para ello la sensibilidad y profesionalidad del policía que realiza la valoración, pero el SUP considera de suma importancia que se cuente con la formación necesaria.
Por eso, propone que sea un equipo multidisciplinar formado por profesionales de diversos ámbitos el que complemente la valoración a fin de que el VioGén deje de ser una mera y fría herramienta informática «de la que dependa la vida o la muerte de una mujer y, en muchos casos, de los dependientes con los que convive».
Ahora, según el SUP, debe darse un paso adelante en la atención a las víctimas, por lo que propone, en coincidencia con la puesta en marcha del nuevo protocolo, la creación de un centro en el que confluyan todos los operadores relacionados con la atención a las víctimas, como trabajadores sociales, psicólogos, abogados, policías, etc.
El SUP aboga, por tanto, por un servicio integral y transversal y aprovecha para demandar «un seguimiento pautado al victimario», que en su opinión, «se ha obviado por completo hasta ahora».