Niños cantando ‘El cara al sol’ en el Carnaval de Santoña

En el Carnaval de Santoña una murga desfila con niños disfrazados de falangistas con el brazo en alto y cantando el ‘Cara al sol’

Niños cantando ‘El cara al sol’ en el Carnaval de Santoña

Suena El cara al sol en el desfile del Carnaval de Santoña y varios adultos desfilan con el brazo en alto acompañados de algunos niños que encabezan la comitiva. El breve vídeo de apenas unos segundos se difundió por las redes sociales para mostrar el doble rasero que existe en España en lo que respecta a la libertad de expresión.

Hace sólo una semana fueron encarcelados dos titiriteros por mostrar a unas marionetas enarbolando una pancarta con su visión satírica de la realidad, y la imagen de los niños desfilando con un saludo genocida es el contrapunto perfecto para la doble moral patria. El Carnaval de Santoña se mostraba molesto por la descontextualización. Esos “listos tuiteros” que lo sacan de contexto.

Pues todos tienen razón. La murga Galipoteros eligió esa temática para mostrar su visión satírica de la realidad. Unos falangistas con aguilucho al hombro. No es una burla ni es una exaltación, es el carnaval, y como es normal y necesario en estos festejos su mensaje también es político. En una de sus actuaciones hablan de extremismos para criticar a los del aguilucho y a los separatistas y sacan una bandera de la España constitucional. No importa su mensaje, es lícito, es el que han elegido líbremente. Forma parte de la crítica política y puedes disentir o compartirlo. Es su ideología. Es carnaval.

La comparación sirve sólo para mostrar la tolerancia de la representación con un régimen genocida. Levantar el brazo haciendo el saludo franquista cantando el Cara al sol es tolerado, también con niños delante, aunque sea el símbolo de una ideología responsable de la muerte de miles de españoles. Muchos más que los que ha cometido la banda terrorista ETA. Pero en España se permite hacer este tipo de apología o enaltecimiento, no ya en Carnaval, sino en plena calle en un mitin político mientras llaman a derramar sangre.

Advierten los Galipopteros en su actuación final: “Por favor, no se olviden que esto es un disfraz”. Algunos no lo hacemos, aunque haya jueces que consideren que un títere no es eximente. Es seguro que disfrazados de otro modo o con otro tipo de gestos no se hubiera tenido tanta condescendencia. Ojalá todos puedan, algún día, expresarse tan libremente como esta murga de Santoña. Pero que nadie convierta a estos cántabros en los titiriteros de la derecha. La libertad de expresión no es patrimonio de nadie.

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