Si Grecia cae

Si Grecia cae, la Eurozona se rompe. Si Grecia cae, el mundo ya nunca se creerá que el euro tenga futuro. Si ocurriera, si el accidente se produjera en los próximos meses, tras este acuerdo provisional, el contagio no sería una posibilidad, sería un hecho que afectaría a la economía española de lleno, como advierten(1) los economistas más reconocidos del mundo, Jeffrey Sachs, entre ellos. Sobre este decisivo asunto, mejor no hacer caso a nuestros economistas-espectáculo, como el inefable José Carlos Díez, el de las bondades de la burbuja inmobiliaria, que ahora dice(2) que Grecia debe aceptar las condiciones que quieren imponerle.

Y si Grecia cae y el euro salta por los aires, se producirá la ruptura completa de la Eurozona y, como señala el poco sospechoso Martin Wolf, editor jefe de economía en el Financial Times, “perderán más los acreedores que los deudores”, a la larga será peor para Alemania. La baza del BCE y su “haremos lo que sea necesario”, funcionó una vez, pero, si estalla la Eurozona, el órdago de Mario Draghi sonará a hueco. El escenario que describen los implacables “ordoliberales” alemanes, tras una hipotética caída de Grecia, está fabricado a conveniencia, pensado para ganar esta batalla. Reconocen que, en esa situación, el dinero de los ahorradores del Sur, españoles incluidos, huiría hacia Alemania, pero San Mario Draghi reciclaría esos euros de regreso a España en forma de depósitos bancarios y, así, los bancos, dicen, seguirán siendo solventes, en tanto el BCE siga comprando bonos estatales, “cuanto sea necesario”.

Pero los economistas con mayor crédito intelectual en el mundo aseguran que, puesta en cuestión la unión monetaria de la Eurozona, esta vez los mercados financieros no tragarán. Sirva como ejemplo la opinión autorizada(3) de Joseph E. Stiglitz. Explica este Nobel en economía que “el conocimiento de que el euro no es un compromiso vinculante hará que sea mucho menos probable que tal maniobra funcione la próxima vez”. Stiglitz se refiere a qué pasaría, en el caso de una caída de Grecia, con la prima de riesgo española por las nubes. Con los rendimientos de los bonos disparados al alza, ninguna declaración sería suficiente para restablecer la confianza, “porque el mundo ahora sabe que no van a hacer lo que sea necesario”, si ven que dejan caer a Grecia. Esto ya pasó cuando en EEUU dejaron caer a Lehman Brothers, y de aquel desastre aún se pagan hoy las consecuencias en todo el mundo. Y, como señala Martin Wolz en su libro La Gran Crisis, hoy Grecia es el Lehman Brothers de Europa. En fin, sería conveniente que la señora Merkel atase corto a sus asilvestrados “ordoliberales” del Bundesbank, no vaya a ser que perdamos todos, ella en primer lugar.

Si se sabe que se está jugando con fuego, que, si Grecia cae, y con ella el euro, los que más pierden son los que se están beneficiando de esta crisis de una unión monetaria chapucera, la pregunta es por qué están llevando a Grecia hasta el borde del precipicio. La respuesta es simple; porque no se trata de economía, se trata de política. Christine Lagarde, responsable de uno de los acreedores, el FMI, se destapa al afirmar que Podemos sería un problema “para la recuperación en España”. Es política, política electoral. Quieren convertir la negociación con Grecia en el medio para construir un cordón sanitario electoral, quieren detener “la epidemia”. Pero nuestro problema es que sus urgencias electorales se conviertan en la soga que ahoga a países como España, en situación de emergencia social, digan lo que digan los empleados del botafumeiro con su raca-raca del 3% de crecimiento del PIB.

Lo que los acreedores dirigidos por el Gobierno alemán pretenden es que Grecia se arrodille en la plaza pública, se humille, pida perdón, que, como prueba de la superioridad de la ideología económica dominante en Alemania, los griegos se suiciden ante el mundo. Se piense lo que se piense sobre la estrategia griega de negociación, a los deudores del Sur nos conviene que Grecia no caiga. Nada más clarificador que la entrevista(4) que Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, concedió, en plena negociación con Grecia, a tres periodistas de países deudores, citados por él para impartir doctrina, para leernos la cartilla, para crear opinión. Sin rodeos, les dijo que los países deudores tienen que pagar, y si no pueden pagar, como él reconoce que es el caso de Grecia, deben hundirse como escarmiento para otros. Cuando a este devoto de la política de austeridad fiscal, que tanto beneficia a Alemania con un euro depreciado gracias a nuestros males, le preguntan qué va a pasar con España, responde que nada malo, si los españoles saben votar correctamente. O, en bávaro, os metisteis en una unión monetaria libremente y, si ahora os mata, a aguantarse y a hacer los deberes que os marcamos. Cuando le preguntan si no sería bueno un poco más de inversión alemana e inflación, contesta que en Alemania las carreteras están en buen estado. Así son los tipos que, si no lo impiden otros alemanes capaces de mirar más allá de su ombligo, que los hay, volverán a aislar a su país de la Europa que necesitan más que nadie.

En este contexto de conflicto en la Eurozona, sorprende la posición que están manteniendo en España todos los medios de comunicación “en papel”. La vieja política y el viejo periodismo están hablando como si los españoles formásemos parte del “grupo alemán”, como si fuésemos acreedores. Se dice que Grecia es un país tramposo, que nos hace chantaje a quienes les hemos prestado dinero, y que hay que ponerles en su sitio. Se dice esto desde un país que tuvo que pedir cien mil millones de euros para un rescate bancario en toda regla. Pero, no confundirse, no es economía, es política, política electoral.

¡Que vienen los bárbaros! Para detener a quienes amenazan en la frontera, todas las fuerzas políticas y mediáticas tradicionales, todas, prefieren apoyar a los ultras “ordoliberales” alemanes, no por razones de interés económico del país, sino por intereses electorales de quienes ven amenazado su estatus. Por sentirse amenazados electoralmente, prefieren apoyar el ocultamiento de la verdadera razón del actual conflicto con Grecia, que ya no es la respuesta a gobiernos tramposos que engañaron con la deuda, sino el fracaso evidente de las medidas de austeridad fiscal impuestas que hunden a los países con problemas, y no solo a Grecia. Hoy, la opinión contraria a la austeridad fiscal, como en el anuncio, la mantienen nueve de cada diez economistas serios.

Reconozco que Alexis Tsipras no es santo de mi devoción, pero, en este conflicto europeo, el líder griego está conectando correctamente su posición con los intereses de su país, que no son muy diferentes a los de otros países endeudados, como España. Ha puesto la soberanía de Grecia en el centro de las negociaciones. Mejor su estrategia que la de Mariano Rajoy, que prefiere pasar por el mejor alumno del Gobierno alemán con una carta de suicidio de España en forma de Programa de Estabilidad 2015-2018 remitido a Bruselas. Lo digo sin olvidar que yo formaba parte de la mayoría parlamentaria que apoyaba a un Gobierno que, en 2010, se rindió ante el ultimátum de Ángela Merkel. Ahora espero que Tsipras gane esta partida, y sé que, pase lo que pase, intentarán hacernos creer que se ha rendido. Que tengan cuidado, este Gobierno griego está demostrando que conoce su fuerza y también la debilidad de los otros. Y, en cualquier caso, como aquel elector andaluz al que, durante la República, le querían comprar su voto, los griegos podrán decir a los doctrinarios “ordoliberales”: “En mi hambre, mando yo”.

(*) Jesús Cuadrado es militante y exdiputado del PSOE.

[box title=»tomalaprensa recomienda leer el artículo de Vicenç Navarro» box_color=»#0d75a5″ title_color=»#ffffff» radius=»0″] La desconocida historia sobre las negociaciones de la deuda griega[/box]

Puedes consultar estos artículos a los que hacen referencia los textos subrayados:

  • (1).- Artículo de Jeffrey D. Sachs / Project Syndicate: El final de juego en Grecia
  • (2).- Artículo de José Carlos Díez / El País: Grexit: episodio XXVI
  • (3).- Artículo de Joseph E. Stiglitz / Project Syndicate: ¿El acto final de Europa?
  • (4).- Entrevista a Jens Weidmann de Rosalía Sanchez / El Mundo: ‘España es diferente a Grecia: la gente está dispuesta a afrontar los problemas’