Aena reparte 1.000 millones de euros entre sus accionistas sin recuperar el empleo destruido con el ERE

La gestora española de aeropuertos repartirá el 80% de sus beneficios de 2018 entre fondos de inversiones. Desde CGT denuncian que la empresa no ha recuperado los puestos de trabajo destruidos con el ERE que precedió a su salida a bolsa.

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// David Fernández

Aena, la empresa que gestiona los aeropuertos de interés general en España, celebra hoy su junta general de accionistas. En ella se prevé que se aprueba el reparto de 1039,5 millones de euros en dividendos, a razón de 6,93 euros por acción a cargo del ejercicio de 2018 —1.327,9 millones de euros—. Esta será la tercera junta de accionistas celebrada desde que salió a se sacó a bolsa el 49% de esta empresa pública en 2015 y con ella se habrán repartido ya más de 3.000 millones de euros en dividendos, acercándose en solo tres años a los 4.200 millones que el Estado ingresó por su privatización parcial.

“Se ha demostrado que era una mentira, se hizo por bajar el precio”, afirma Juan Antonio de Andrés, de CGT Aena, sobre la mala situación de la compañía que precedió a su salida a bolsa. “Es indiscutible solo al ver el valor en bolsa, ya nunca ha tenido déficit”, continúa.El sindicalista apunta que el dinero que el Estado ingresó por la venta, el año que viene “será sobrepasado por los dividendos”. Mientras la compañía sigue haciendo compras de aeropuertos en otros países con un gasto de 400 o 500 millones cada año. “Acaba de gastarse 430 millones en comprar aeropuertos en Brasil, y nada más empezar la privatización compraron el aeropuerto de Luton [Reino Unido]”.

Del 50% al 80% de los beneficios, para fondos buitre

Desde CGT recuerdan que la salida a bolsa de Aena estuvo vinculada a un acuerdo por el que el 50% de los beneficios se repartiría en dividendos entre los accionistas, pero ya el año pasado, el Partido Popular aumentó el porcentaje al 80%. “Este año, el PSOE, que criticó la venta, ha mantenido el criterio del Partido Popular”, apunta De Andrés.

A día de hoy, los principales accionistas de la empresa española son TCI Fund Management Limited con un 4,69% de las acciones, Capital Research and Management Co. —filial de Capital Group Company, con un 2,87%—, Norges Bank Investment Management —fondo de pensiones que depende del Ministerio de Finanzas noruego, con un 1,32%—, y el fondo estadounidense BlackRock Fund Advisors —que también tiene importantes participaciones en las principales empresas del Ibex 35, con un 1,23%—, entre otros.

Precarización laboral

La salida a bolsa de Aena, en 2015, fue precedida de un expediente de regulación de empleo (ERE) en la entonces empresa de capital 100% público que se llevó por delante 1.250 puestos de trabajo, un 10% de la plantilla, que a día de hoy es de poco más de 7.000 trabajadores. “La plantilla está estrangulada desde entonces, no ha crecido nada, pero sí lo ha hecho la carga de trabajo, un 65 de crecimiento interanual en tráfico aeroportuario”, explica De Andrés. También señala el aumento de la temporalidad, que en algunos puestos llega hasta al 255 de los trabajadores. “Aunque el trabajo es estable, no sacan plazas de empleo, sino bolsas de empleo”, denuncia De Andrés, quien apunta que hay trabajadores en Aena que llevan hasta once años como trabajadores eventuales, con contratos de días, quincenas o meses.

Pero además del estancamiento de puestos de trabajo mientras se reparten dividendos, De Andrés alerta también del “abandono de la profesionalidad”. “Aena lleva suspendiendo la formación de los trabajadores casi cinco años seguidos, y eso es lo más delicado, porque Aena ha abandonado prácticamente la profesionalidad y está sancionada por ello. “Los trabajadores estamos preocupados porque se nos tiene que evaluar sobre nuestra capacidad, vemos que no se nos está formando y, cuando el criterio sea rígido, no sabemos qué va a pasar, porque para que un aeropuerto funcione, tienen que estar certificadas las instalaciones y los trabajadores”, continúa el sindicalista.

Otro de los problemas que se han agudizado en la gestora española de aeropuertos es el de la subcontratación de servicios. “Los contratos se están haciendo por subasta electrónica y las bajadas son temerarias; las empresas reducen costes y creo que ya están por debajo del salario mínimo”, destaca De Andrés.

Mientras, el sindicalista denuncia que la capacidad de negociación de los trabajadores de Aena está cada vez más limitada, ya que los servicios mínimos los marca el principal propietario, que es el Ministerio de Fomento. Un ejemplo de esto se pudo ver en relación a la última huelga feminista del 8M, en la que Aena impuso unos servicios mínimos que rondaban el 100% del trabajo. En otras huelgas, también de las empresas que le dan servicios, la situación es parecida.