Amazon arroja a la basura millones de productos en buen estado

La cadena británica ITV News destapó el escándalo en un reportaje realizado en el almacén de Dunfermline (Escocia). Televisores, ordenadores, drones y hasta algún iPad acaban en el vertedero.

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Imagen del almacén de 93.000 metros cuadrados de Amazon en Dunfermline // GOBIERNO ESCOCÉS/FLICKR

En muchas ocasiones, lo que Amazon no consigue vender, lo destruye. Así ha pasado con millones de productos en buen estado. El escándalo fue destapado recientemente gracias a una investigación de la cadena británica ITV News.

Si algunos productores de alimentos destruyen su mercancía cuando no consiguen que los mayoristas paguen por ella algo más del precio de producción, la multinacional estadounidense ha adoptado la misma estrategia. Así, arroja al vertedero toneladas de plástico, componentes electrónicos y horas de trabajo en los talleres. Aunque Amazon, a diferencia de un agricultor, está muy lejos de comprometer su futuro rebajando los precios para dar salida a esos productos. Su fundador, de hecho, es la segunda persona más rica del mundo: el patrimonio personal de Jeff Bezos roza los 200.000 millones de dólares.

Un empleado del almacén de Dunfermline (Escocia) pudo grabar, a escondidas, cómo millones de productos, nuevos y sin usar, eran empaquetados en cajas con la leyenda “para destruir”. Entre ellos había televisores, ordenadores, auriculares, drones y hasta algún iPad, amén de centenares de miles de libros. Este extrabajador reveló que alrededor de la mitad de estos artículos ni siquiera se sacaban de sus embalajes y que el resto eran devoluciones de clientes que aún estaban en buen estado. “De viernes a viernes, el objetivo era destruir 130.000 productos por semana. Yo terminaba agotado”, aseguró este antiguo empleado.

“No hay ninguna razón para que se destruyan todos estos productos. El otro día se tiraron 20.000 mascarillas para la COVID-19 aún en sus envoltorios”, añadió el trabajador entrevistado por ITV News.

Una práctica «obscena»

Mark Ruskell, diputado verde del Parlamento escocés, calificó esta práctica como “obscena”. El político ecologista hizo hincapié en los fabulosos beneficios obtenidos por el gigante del comercio electrónico en los últimos meses. Durante 2020, en un mundo azotado por la pandemia y con todas sus economías en retroceso, Amazon consiguió incrementar sus ingresos un 38%. “Su beneficio neto se ha disparado durante esta crisis mientras muchas personas han tenido que pelear muy duro para llegar a fin de mes”, señaló Ruskell. “Por lo tanto, es obsceno que esta corporación milmillonaria crea que es más rentable poner esos artículos no usados en la basura que ayudar a la gente”.

La empresa de Jeff Bezos, por su parte, respondió a las preguntas de ITV News con una declaración oficial que no se compadece con lo visto en el reportaje: “Estamos trabajando con el objetivo de conseguir cero emisiones. Nuestra prioridad es revender, donar a organizaciones benéficas o reciclar cualquier producto no vendido”.

Hace cinco años, este mismo almacén, uno de los más grandes que Amazon tiene en el Reino Unido, saltó a los titulares de prensa por las condiciones laborales en las que trabajaban sus empleados. Los bajos salarios obligaban a muchos de ellos a dormir en tiendas de campaña en los alrededores del recinto ante la imposibilidad de pagarse un alojamiento mejor.

Amazon: productos y/o basura

La precariedad laboral que sufren los trabajadores de Amazon fue descrita por Jessica Bruder en su libro País nómada. Linda May, la persona real que protagonizaba aquel exhaustivo y emotivo reportaje, reflexionaba a menudo sobre su trabajo en aquellos almacenes y sobre la cultura del usar y tirar impuesta en todo el mundo por esta corporación:

“Lo que venden son porquerías fabricadas en otros lugares del mundo donde no tienen leyes contra el trabajo infantil, donde la gente trabaja entre 14 y 16 horas diarias sin pausas para comer o para ir al baño. En este almacén hay 93.000 metros cuadrados llenos hasta los topes de cosas que no durarán ni un mes. Todo irá a parar a un vertedero. Esta empresa tiene centenares de almacenes. Nuestra economía se sostiene sobre la espalda de gente esclava que mantenemos retenida en otros países, como China, India, México, cualquier país del Tercer Mundo con una fuerza de trabajo barata, donde no tengamos que verla mientras podemos disfrutar, en cambio, del producto de su trabajo. Esta empresa estadounidense es probablemente la mayor propietaria de esclavos del mundo”.

Todas esas “porquerías” efímeras no acaban en la basura sólo porque sus compradores las tiren. La propia empresa contribuye masivamente, como ha demostrado el reportaje de ITV News, al deterioro del medio ambiente. “Es absolutamente estremecedor. Cada uno de los artículos destruidos [por Amazon en su almacén de Dunfermline] necesita de recursos naturales, emisiones de carbono y trabajo humano para su fabricación. Mientras el modelo de negocio de Amazon se base en la cultura de lo desechable, seguirá creciendo y todo irá a peor. Por eso necesitamos que el gobierno dé un paso al frente y legisle sobre este tema de inmediato”, explica Sam Chetan-Welsh, activista político de Greenpeace.

En razón de sus prácticas, la marca de la flecha sonriente está en el extremo opuesto de lo que se llama “economía circular”. Con el objetivo de frenar la emergencia climática, este tipo de economía se caracteriza por la reutilización, el reciclaje y la recuperación de todas las materias primas utilizadas en la fabricación de los artículos. Busca, en resumen, un mundo sin residuos.

La basura electrónica tiene, además, un gran impacto en la salud de millones de personas, singularmente en los niños y las niñas. Un informe de la OMS indica que en el mundo hay 18 millones de niños que trabajan en el sector industrial, lo que incluye el procesamiento de residuos. Allí están expuestos a sustancias químicas perjudiciales como los metales pesados, las dioxinas, los furanos, los bifenilos policlorados (PCB), los compuestos bromados y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP).

En 2019, se generaron unos 53,6 millones de toneladas de desechos eléctricos y electrónicos en todo el mundo. Eso supone un aumento del 21% en los últimos cinco años. El 82,6% de estos desechos no fue debidamente documentado y se desconoce si se vierten, se comercializan o se reciclan sin las debidas medidas de seguridad.

El próximo 20 de julio Bezos viajará al espacio en el cohete diseñado por su compañía Blue Origin. Miles de personas han pedido que se quede allí.

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