Bankia, Rato, oro, mierda y 23.000 millones de hechos concretos y acreditados

La sentencia de la Audiencia Nacional sobre la salida a bolsa de Bankia viene a decir que si los reguladores no vieron la estafa, entonces no hay estafadores ni culpables.

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// Sancho R. Somalo

Pues ya estaría cerrado el círculo, consumado el expolio. Rodrigo Rato y los otros 33 acusados, entre los que se encuentran Ángel Acebes o Deloitte, han sido absueltos por la Audiencia Nacional del delito de estafa a los inversores y falsedad documental en la salida a bolsa de Bankia. El regalito público a CaixaBank no podía ir con mochilas y una posible sentencia inculpatoria sobre la salida a bolsa de Bankia era una muy pesada. A Isidro Fainé se le veía muy tranquilo en la fusión. Seguramente, al plantearle el posible agujero que podría suponer una sentencia en contra de la élite financiera, a la que él pertenece, de la Audiencia Nacional le dió la risa. A muchos nos quedaba algo de esperanza, pero ¿iba a fallar en contra del poder financiero o el Banco de España la Audiencia Nacional? La sentencia de hoy hace esfumarse esa esperanza e inunda de rabia a miles de accionistas, a todas las acusaciones particulares, a miles de familias desahuciadas por el banco mientras veían como 23.000 millones de dinero público se perdían en un saco sin fondo.

La sentencia viene a decir que si el Banco de España (BdE) aceptó y validó aquellas cuentas, pues entonces es que los acusados no tienen culpa de nada. O sea, si la entidad que no vio venir el descalabro de las cajas de ahorro, la burbuja inmobiliaria y los riesgos que estaban corriendo las entidades bajo su supervisión o la que no vio nada malo en la venta de preferentes a ahorradores minoritarios, dijo que las cuentas estaban bien, pues entonces la Audiencia Nacional entiende que estaban bien. La caída y rescate de Bankia después no parece existir en las cabezas de los señores jueces de la Audiencia Nacional. También aluden a la aprobación por parte de la CNMV, el FROB y la Autoridad Bancaria Europea. De hecho, el auto explica que el folleto contenía una “amplia y certera” información financiera y no financiera. Los desajustes contables, las provisiones de pérdidas no realizadas hasta después de la fusión, la desbandada de accionistas al comprobar lo que realmente escondía la salida a bolsa de la fusión de cajas… nada parece valer en la sentencia de hoy. Si nadie lo vio, es que no existía. La responsabilidad se diluye. Nadie parece tener la culpa. El perro se comió los deberes. O, como ha declarado Simona Levi, integrante de 15MPaRato, “resulta que tenemos una estafa sin estafadores”. Eso es lo que se desprende de la sentencia de la Audiencia Nacional. Aunque luego existiera la estafa y nos estallara en la cara, no hay estafadores.

Lo que se desprende de la sentencia de la Audiencia Nacional es que aunque existiera la estafa y nos estallara en la cara, no hay estafadores

La sentencia dice que no hay “hechos concretos y suficientemente acreditados”. Yo no soy juez, pero a mí me vienen a la cabeza 23.000 millones de hechos concretos y suficientemente acreditados. 23.000 millones de euros que fueron necesitados para su rescate y de los que vamos a perder, casi con toda seguridad, un mínimo de 17.000, no parecen suficientes para dar la razón a las acusaciones particulares. No parecen suficientes para tachar la salida a bolsa del banco como el mayor de los despropósitos realizados durante la anterior crisis, como la mayor de las estafas perpetuadas en este país.

Porque aquella salida a bolsa fue un despropósito desde su arranque. Fusionar cajas de ahorros con sus balances llenos de basura sin sacar a la luz con la intención de que sumar mierda con mierda fuera a dar como resultado oro. Y eso era lo que vendía el folleto de salida a Bankia. Que la mierda se había convertido en oro. Pero el BdE o la CNMV sí que vieron el resplandor del oro y no olieron la mierda, por lo que, según los jueces, si los reguladores ven oro entonces nadie tiene la culpa de que fuera mierda.

Lo que vendía el folleto de Bankia es que la mierda se había convertido en oro, pero nadie es culpable porque el Banco de España y la CNMV vieron el resplandor del oro y no olieron la mierda

Cuando el oro resultó ser la misma basura pero con un envoltorio diferente y nos costó 23.000 millones de euros, la cúpula del BdE y de la CNMV solo tuvieron que mirar hacia otro lado como si la cosa no fuera con ellos. Y señalo a la cúpula, porque esta sentencia deja también otros cadáveres: el inspector del BdE Jose Antonio Casaus, que señaló la fusión como el desastre que después resultó ser, o los inspectores Antonio Delgado o Pedro Sánchez, que ante la Comisión del Rescate Bancario en el Congreso alegaron que “fusionar una caja de ahorros quebrada con otra 17 veces quebrada no podía dar un buen resultado”, que es una versión algo más light del “mezclar mierda con mierda y pretender que se convierta en oro”.

Voces ignoradas y condenadas al ostracismo dentro del propio BdE por parte de una cúpula con claros lazos con los mismos banqueros y políticos que crearon el monstruo con pies de barro y que hoy salen victoriosos de la Audiencia Nacional. El folleto vendía las maravillas de la fusión de las cajas de ahorros. Quebró poco después. Mostraba unas cuentas saneadas, que luego resultaron ser un agujero que se tapó con ingentes cantidades de dinero público. Era mierda y no oro, pero la Audiencia Nacional sigue viendo oro porque el BdE dijo que era oro. Los cuatro emails que escribió Casaus alertando de que las cuentas estaban falseadas y que contablemente la fusión era un enorme riesgo no han sido aceptados por los jueces porque “no fueron nunca trasladados a un documento oficial”. Qué maldita vergüenza y qué insulto a la justicia es decir que cuatro emails alertando del desastre no son una alarma válida del desastre porque no tenían el formato adecuado.

En medio de una nueva operación de concentración bancaria con Bankia como protagonista, y en medio del mayor ataque contra el sistema de pensiones público desde que se firmó el pacto de Toledo, el BdE necesitaba su limpieza de cara. Y para eso está la Audiencia Nacional. Para meter en la cárcel a políticos catalanes o raperos, mientras se exculpa a las élites económicas y sus brazos ejecutores y cómplices institucionales.

La responsabilidad se diluye, se consuma el expolio. Nos comemos la mierda, se quedan el oro

Hoy se consuma la socialización de la mierda, mientras CaixaBank y otros fondos de inversión se frotan las manos con la nueva privatización del oro.

Los banqueros saben que hoy son un poco más inmunes. Los directivos del nuevo gigante se sienten más seguros. Se deben estar riendo a sabiendas que nada de lo que hagan en la gestión de esta nueva entidad les puede perjudicar en el futuro. Para eso está la Audiencia Nacional, la CNMV, el BdE y el nuevo y flamante puesto de Luís de Guindos en el Banco Central Europeo. Y al resto de los mortales solo nos queda la rabia y unos Presupuestos del Estado a los que les vendría muy bien los 60.000 millones de euros del rescate al sistema financiero que hoy se dan por perdidos. Todo ello mientras desfila ante nosotros la única posibilidad que teníamos de recuperar una banca pública. Mientras aquella zapatilla que le mostró David Fernández, exdiputado de la CUP, a Rodrigo Rato se vuelve a enfundar en un pie sin golpear en la cara del estafador. La responsabilidad se diluye, se consuma el expolio. Nos comemos la mierda, se quedan el oro.

Más información – Yago Álvarez Barba:


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