Cuando negociar con la izquierda abertzale no era traicionar a España (si lo hacía el PP)

Las furibundas críticas de Pablo Casado a Pedro Sánchez por «entregarse» a «los herederos de ETA», en referencia a la abstención de Bildu en la investidura, han servido para que políticos, medios y usuarios de redes sociales le recuerden la hemeroteca al líder del PP.

El presidente del PP, Pablo Casado, le hace un gesto a la bancada socialista, durante la intervención de la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua. EUROPA PRESS/ Jesús Hellín

El presidente del PP, Pablo Casado, le hace un gesto a la bancada socialista, durante la intervención de la portavoz de EH Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua. EUROPA PRESS/ Jesús Hellín

Con los “herederos de ETA” ni se pacta ni se negocia. Es la máxima con la que el líder del PP, Pablo Casado, ataca al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, cada vez que tiene oportunidad. Para Casado, ETA todavía está viva en las instituciones, representada por EH Bildu, la coalición de la izquierda abertzale cuyos cinco diputados en el Congreso se abstendrán en la votación de la que, si no hay sorpresas, el líder socialista saldrá investido presidente el próximo martes.

Casado ha acusado a Sánchez de «entregarse» a los “filoterroristas” y apoyarse en Arnaldo Otegi para llegar a la Presidencia. Lo ha hecho tanto en campaña electoral como en los últimos debates de investidura, durante la moción de censura que acabó con el Gobierno de Rajoy y, por supuesto, durante el debate de investidura del pasado fin de semana. Un debate que alcanzó niveles de crispación y odio por parte de la derecha y la extrema derecha nunca vistos hasta ahora durante la intervención de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua.

Sin embargo, mientras más se enarbola este discurso, más son las voces que recuerdan a Casado las veces que su partido ha votado, pactado o negociado con Bildu. Es cierto que PP y el mundo abertzale nunca se han sentado a negociar un apoyo a la investidura ni a unos Presupuestos Generales del Estado, aunque sí han votado juntos en comisiones parlamentarias, en parlamentos autonómicos y en ayuntamientos en los últimos años.

Incluso se han sentado en una mesa de diálogo, aunque quizás Pablo Casado no lo recuerde porque aún estaba en el instituto. Fue hace 25 años en el Palacio de Navarra. Allí se sentaron el entonces presidente navarro, Juan Cruz Alli (de UPN, partido que entonces iba en coalición con el PP navarro), y el vicepresidente, Miguel Sanz. El objetivo era negociar los Presupuestos para la Comunidad Foral con la izquierda abertzale, que en ese momento, todavía concurría bajo las históricas siglas de Herri Batasuna. Los diputados abertzales que se sentaron a negociar con UPN-PP fueron Mauricio Olite, Patxi Zabaleta y Adolfo Araiz. No hubo acuerdo, pero sí varios encuentros. Lo que no hubo entonces fueron discursos tan incendiarios como los que se pudieron escuchar en el último debate del Congreso, a pesar de que ETA era una brutal realidad que acabó con la vida de 14 personas ese año.

No es el único caso que se le recuerda a Casado. Sin ir más lejos, Javier Maroto, portavoz del PP en el Senado, defendió buscar acuerdos con Bildu cuando fue elegido alcalde de Vitoria en 2011. “Hablo con el PSOE, con el PNV y con Bildu de temas municipales», aseguraba el entonces regidor conservador, que consideraba a la coalición abertzale una «amalgama plural» entre la que había “mucha gente que ha pretendido la paz desde el principio». Maroto defendía el diálogo con Bildu y aseguraba: «No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie. Y creo que eso es bueno. Ojalá sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo«.

Cuando Maroto defendía sus pactos con Bildu pic.twitter.com/Vx7fnoXnPW

— MALDITA HEMEROTECA (@Mhemeroteca) 4 de abril de 2019

Ahora que ya no está empadronado en Vitoria, sino en el Sotosalbos (Segovia), por donde ha podido ser senador por circunscripción autonómica, el ejemplo no cunde en su Álava natal. Allí, el pasado verano, la dirección provincial puso el grito en el cielo cuando el recién elegido alcalde popular de la localidad de Labastida ofreció un Gobierno municipal de coalición a EH Bildu y mantuvo varias reuniones con sus concejales.

El nuevo y fortalecido estigma de negociar con Bildu también irrumpió con fuerza en el penúltimo debate electoral, el pasado abril, en boca de casado. Sánchez le respondió con un informe elaborado por su equipo según el cual, el PP había llegado a acuerdos con Bildu (y otros partidos) en más de 120 ocasiones desde 2016 en el Parlamento Vasco, tanto en propuestas de ley autonómicas ante Congreso y Senado, en proposiciones no de ley, transacciones durante los debates, peticiones de comparecencia y declaraciones institucionales. En el Congreso, el sentido de voto de conservadores y abertzales ha sido el mismo más de 150 veces, recordaba Sánchez. También se lo recordó el presidente del PNV durante un mitin el mismo mes.

Y es que, los que ahora son “radicales, proetarras o independentistas” pueden denominarse de otra manera si es el PP quien tiene que lograr un acuerdo. No son pocos los que han recordado a Casado el acuerdo del Hotel Majestic en 1996, el culmen a dos meses de negociaciones entre el PP de José María Aznar y la CiU de Jordi Pujol que culminó con la investidura del primero con apoyo de los que hoy “quieren romper España”.


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