Las entidades financieras ya comenzaron a incrementar sus ingresos elevando el precio del dinero en los seis meses previos al endurecimiento de la política monetaria por el BCE y, mientras, el indicador hipotecario empezaba a crecer.
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Una persona muestra un manojo de billetes // Pxhere
Las entidades financieras españolas están haciendo un negocio multimillonario a base de anticipar la subida de tipos de interés de los créditos decretada por el BCE (Banco Central Europeo) y de adelantar el regreso a registros positivos del euríbor, el indicador de referencia de las hipotecas más frecuente, algo que está provocando un multimillonario trasvase de rentas de las familias y las empresas hacia la banca.
El BCE tomó la primera de esas decisiones en julio para aplicarla a partir del 1 de agosto, mientras que el regreso a números negros del euríbor se produjo en abril, aunque ello no ha sido óbice para que en los seis primeros meses de este año la factura anual del crédito contratado por las empresas españolas aumentara en 251 millones de euros y que en ese mismo periodo la de las hipotecas creciera en 757.
Es decir, que en solo seis meses, y antes de que el BCE ordenara la subida de los tipos de interés y de que el euríbor superara el 1% (esta semana ya roza el 1,4%), las previsiones anuales de ingresos de los bancos que operan en España ya han aumentado en algo más de mil millones de euros por esas dos vías, según indica el cruce de los datos del Banco de España sobre los saldos vivos y los intereses que se aplican en la práctica a los créditos a empresas y a las hipotecas.
En el caso de las empresas, cuya factura de intereses van a aumentar con mayor intensidad a partir de este mes de agosto tras subir el BCE los tipos de referencia al 0,5% después de una década de congelación y ante los anuncios de una «normalización adicional» en los próximos meses (la próxima se espera para el 8 de septiembre), el incremento de esas cargas coincide con una reducción de 2.300 millones de euros en el volumen de dinero prestado, que al cierre de junio se situaba en 481.935 millones.
Esa merma ha sido compensada con creces por una subida del gravamen de solo seis centésimas, del 1,65% al 1,71% en seis meses.
En el caso de las hipotecas, en ese primer semestre del año aumentó tanto el volumen de los préstamos (+3.398 millones) como el de los tipos de interés medios, que a partir de marzo, y tras casi un año de congelación, se incrementó un 0,14%.
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Los ingresos de la banca por los intereses de los créditos a las empresas y de las hipotecas han aumentado en los seis primeros meses de este año en una media de tres millones de euros diarios, a razón de, respectivamente, casi uno y algo más de dos.
«No hay excusas para seguir subiendo las comisiones»
«Los bancos desarrollan productos y servicios en función de sus expectativas de negocio futuras, con lo que los anuncios sobre las subidas de tipos comenzaron a descontarse antes. Por eso los intereses de todo tipo de créditos llevan unos meses subiendo, desde finales del año pasado«, explica Patricia Suárez, presidente de Asufín (Asociación de Usuarios Financieros).
Esas subidas oficiales de tipos, anota, «incrementan exponencialmente las ganancias de la banca», algo que en este caso va a ocurrir después de que «el BCE lleve muchos años entregando a las entidades financieras dinero a muy bajo precio que estas prestaban con intereses».
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En este sentido, añade, «ya no hay excusas para seguir subiendo las comisiones ni para no empezar a remunerar los depósitos de los ahorradores», puesto que el giro de la política monetaria del BCE va a disparar el rendimiento del principal segmento del negocio bancario, que es el margen de intereses.
Las primeras se han convertido a lo largo de la última década en una las patas principales del negocio financiero, hasta suponer el año pasado el 38% de los ingresos comerciales de la gran banca española, mientras que la renuncia a la segunda como pieza de la política comercial era una herramienta para elevar los márgenes recortando gastos.
La hipoteca media sube más de 800 euros al año
A la espera de conocer la magnitud de la subida de tipos en otros segmentos del crédito, el grueso del impacto del encarecimiento del dinero se están concentrando en una parte mayoritaria de las familias que están pagando sus casas mediante hipotecas, ya que «tres cuartas partes de ellas tienen interés variable», señala Suárez, y, por lo tanto, están sujetas a revisiones, ahora claramente al alza, cada seis meses.
Según los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), las hipotecas de tipo fijo sobre viviendas, prácticamente residuales hasta 2012, cuando no llegaban al 5% del total, comenzaron a generalizarse para pasar a ser mayoritarias el año pasado al alcanzar un peso de tres de cada cinco (62,9%).
Sin embargo, si se abre el foco a la última década no llegan a alcanzar un tercio del total (950.730 de 2,95 millones) y se quedan por debajo de la mitad en el último lustro, con 829.603 de 1,77 millones (46,6%); y la duración media de una hipoteca supera los veinte años, algo que, por otra parte, explica que más de tres millones de hogares sigan disfrutando de la rebaja del IRPF por la compra de la residencia habitual que quedó abolida en 2012.
Esa estructura de la cartera hipotecaria está teniendo ya efectos directos sobre los bolsillos de los titulares de los créditos por valor de más de medio billón de euros que la componen: una estimación de Asufín concluye que las cuotas de una hipoteca media (100.000 euros a 25 años) de tipo variable estándar (euríbor + 1%) se han encarecido en 68,37 euros mensuales y en 820,44 anuales en los siete primeros meses de este año, cifras a las que se añadirán otros 25 y otros 300, respectivamente, en lo que queda de 2022 si el euríbor llega al 1,5%.
Lo cierto es que, pese a la mayor frecuencia de las de tipo fijo, el TAE (Tasa Anual Equivalente) de las nuevas hipotecas presenta una clara tendencia ascendente en lo que va de año con la que el promedio de ese indicador ha subido tres décimas para alcanzar el 1,81%, algo en lo que están influyendo las políticas comerciales de la banca con esos dos tipos de créditos: «La hipoteca fija está ahora entre el 2% y el 2,5% cuando a finales del año pasado se encontraban al 1% y durante buena parte de 2021 estuvieron en torno al 1,8%», anota Suárez.
No obstante, la presidenta de Asufín considera que la mayor frecuencia de las hipotecas de tipo fijo «va a suponer un balón de oxígeno para la economía española, porque va a reducir el esfuerzo financiero que muchas familias iban a tener que soportar en caso de haberlas tenido de tipo variable. La gente mira la cuota mensual, la cantidad de dinero que tiene que pagar cada mes, y firma la hipoteca si considera que puede cubrirla».
Por el contrario, apunta, «el grupo de mayor riesgo es el de quienes firmaron hipotecas variables entre 2012 y 2016, cuando el diferencial que se aplicaba al euríbor era del 2% al 4%, algo que hemos denunciado como un suelo encubierto». Ese gravamen solía ser inferior al 0,5% antes del estallido de la burbuja en 2008, lo que supone una presión financiera mucho menor tras el regreso del euríbor a los registros positivos.
Los cambios de acreedor se duplican en un año
«La gente tendría que haber cambiado esas hipotecas a otras de tipo fijo», indica Suárez, que da prácticamente por descartado que el actual cuadro de encarecimiento del dinero y de previsiones de enfriamiento de la economía pueda dar lugar a una crisis habitacional como la de principios de la pasada década y finales de la anterior ya que «los bancos han aprendido de la crisis de 2008 y ahora no quieren ni casas ni deuda».
En este sentido, aboga por aprovechar como consumidores la guerra comercial que la banca está librando de nuevo en torno a las hipotecas, que incluye reducciones del diferencial por debajo del 1% para captar clientes.
Y todo apunta a que los consumidores están comenzado a explorar esa vía: el volumen de subrogaciones de acreedor o cambio de banco para hipotecas alcanzó el año pasado las 33.455, que son más del doble que las de cualquiera de los cuatro años anteriores aunque siguen lejos de las más de 50.000 del periodo 2007-2010, mientras que de enero a mayo sumaron otras 9.214.
«Hay mucha competencia, y muchas peticiones para cambiar de banco», señala la presidenta de Asufín, que recuerda que los gastos de tramitación de una subrogación «está bonificada por ley, y las propias entidades se ofrecen a pagarlos para captar nuevos clientes».