La metamorfosis de Ciudadanos y Arrimadas

  • Inés Arrimadas pasa de alimentar el conflicto a ser adalid del diálogo
  • Ciudadanos pasa del eje de las derechas a pactar con el Gobierno de coalición

arrimadas

Inés Arrimadas en su escaño en el Congreso. / EFE

La montaña rusa de la política actual hace que un personaje esté rozando el suelo y, al poco, en lo más alto. En cuestión de horas, el político que ha sido especialmente alabado por algunas cabeceras pasa a ser denostado fieramente. Llamativo es el caso de Inés Arrimadas, la flamante presidenta de Ciudadanos desde que el pasado 8 de marzo se impusiera a Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León, en unas primarias internas en las que obtuvo más del 75% de los votos.

Ciudadanos venía de un batacazo descomunal: en las elecciones generales de abril de 2019 obtuvo 4.136.000 votos y 57 diputados, siendo la tercera fuerza política y quedándose a tan solo 200.000 votos del PP; en noviembre, obtuvo tan solo diez escaños, con algo más de 1.600.000 votos, pasando a ser un grupo minoritario del Congreso.

La dimisión de Albert Rivera el día después de la debacle electoral dejaba el camino preparado para que Arrimadas se dirigiera hacia el trono del partido naranja. El 2 de mayo, además, en una asamblea virtual se establecía la línea política del partido: moderación y centrismo, quisieron resaltar.

El cambio no se ha hecho esperar. La pandemia de covid-19 ha sido el escenario propicio para llevarlo a cabo: el partido naranja se ha desmarcado de la estrategia de acoso y derribo de PP y Vox al Gobierno de coalición y se ha mostrado cercano para colaborar con él. Ansía aparecer ante la opinión pública como un partido de centro y de Estado. Que Ciudadanos votara la semana pasada a favor de prolongar el estado de alarma, en un momento en el que la debilidad del Gobierno de coalición podía quedar retratada, fue un giro aplaudido desde muchos medios moderados y progresistas que veían, por fin, un sueño anhelado casi cumplido: el entendimiento entre PSOE y Ciudadanos.

Un giro, además, que deja expectante a la izquierda rupturista al ver al Gobierno de coalición, con Unidas Podemos dentro, negociando con un partido neoliberal, por un lado, y que, por otro, encendió a la caverna mediática de las derechas y ultraderechas. Al día siguiente, algunos de aquellos opinadores que habían llevado a Arrimadas en volandas durante años la declaraban enemiga pública número 1.

Arrimadas ha conseguido un diálogo bilateral con Sánchez, dejando la semana pasada al principal grupo de la oposición, el PP, descolocado en el Congreso. Ayer se producía la primera reunión fruto de la negociación de la semana pasada entre Sánchez y ella, y los comunicados oficiales de ambas partes destacan la cordialidad de la conversación y la “voluntad de mantener los contactos periódicos para compartir información sobre la crisis”.

Desde el Gobierno hacen carantoñas a los naranjas. Sin dejar de mirar a ERC y otros grupos necesarios para conseguir mayorías parlamentarias, la portavoz María Jesús Montero ayer transmitía la voluntad de “ampliar los apoyos” en el Congreso, más allá de la mayoría de la investidura, incorporando a Ciudadanos. La propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se ha referido a la predisposición a negociar con la formación de Arrimadas unos próximos presupuestos de emergencia. Luis Garicano, el portavoz en el Parlamento Europeo, también se refería en una reciente entrevista en El País (1) a un acercamiento en el tema presupuestario con el Gobierno.

Pero las resistencias en la formación naranja son palpables, hay sectores que siguen anclados en la estrategia de Rivera, es decir, formar parte del bloque de las derechas y ultraderechas y competir por la hegemonía de este espacio político. La semana pasada marchaban dando un portazo a Arrimadas la que fuera diputada en el Parlament y portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, y el que fuera portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta. Esta semana, en la comisión de Consumo, el que fuera vicepresidente de The Coca-Cola Company y actual diputado, Marcos de Quinto, llamaba “payaso” al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. Pocos días antes, el pasado viernes, Iglesias hablaba de Ciudadanos, en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos como la “derecha civilizada”.

Además, la evidente mala relación en el seno del Gobierno autonómico de Madrid entre la presidenta popular, Isabel Díaz Ayuso, y el vicepresidente de Ciudadanos, Ignacio Aguado, hace que se especule con la posibilidad de que el partido naranja pueda apostar por un cambio de alianzas, mirando al socialista Ángel Gabilondo, en una hipotética moción de censura. Gabilondo para el reloj, dice que no es momento. Pero esto podría suponer un gran descosido para el PP. También en Andalucía, en Murcia o en Castilla y León los gobiernos autonómicos son compartidos entre PP y Ciudadanos, además de en muchos ayuntamientos. Arrimadas, hasta el momento, ha descartado la posibilidad de un cambio de alianzas allá donde comparte gobiernos con los populares. Los acontecimientos, no obstante, se suceden, atendiendo a las informaciones aparecidas ayer sobre el lujoso hotel de la presidenta.

Hoy, la nueva líder naranja intenta disimular ser de ese centro político que muchos sectores sociales, empresariales y mediáticos ansiaban, sin éxito, encontrar en Rivera hace unos meses. Y el exlíder sigue intentando marcar la línea del partido alejado de la política. En redes sociales, ayer, expresaba: “Llevamos dos meses sin que el Gobierno del estado de alarma garantice mascarillas para todos los sanitarios, servidores públicos y ciudadanos, mientras empresarios compran y donan ante tal incapacidad. Y ahora les parece mal que Madrid abastezca a la población con mascarillas…”. Mientras, Arrimadas vota a favor de prolongar el estado de alarma propuesto por el Gobierno. Hoy, Rivera se despachará a gusto en un encuentro digital a partir de las 17:30 horas. Ayer, Arrimadas retomaba una conversación con Sánchez que llevaba meses interrumpida por afán de Rivera.

Hemeroteca Arrimadas

Arrimadas no solo tiene que imponerse a los componentes de su partido que se mantienen en eso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, también ha de labrarse una nueva imagen centrada y moderada que rompa con su propio pasado político. La actual líder de Ciudadanos no se ha visto exenta de los modos de Rivera durante estos años, ha formado parte de la misma estrategia. Llama la atención, sin embargo, que la flamante presidenta de Ciudadanos no estuviera presente el 10 de febrero de 2019 en la manifestación conjunta de PP, Ciudadanos y Vox en la Plaza de Colón en contra del diálogo de Sánchez con el Govern de la Generalitat. Aquella foto, simbólica, marcó el destino de Rivera incrustado, hasta su final político, en “el trío de Colón”. Arrimadas argumentó un retraso del avión y evitó ser inmortalizada compartiendo escenario con Santiago Abascal en la céntrica plaza madrileña.

Aún así, la actual líder se ha caracterizado por ser una de las máximas exponentes de ese modus operandi que desvelaba eldiario.es el pasado verano basado en que el partido celebrara actos en lugares o eventos en los que generaba rechazo social, para aprovechar la tensión y quedar como víctimas, ante los exaltados que no le permitían celebrar su convocatoria con normalidad. Un clásico de estos momentos era Arrimadas, rodeada de los suyos, gritando: “¡Libertad, libertad!”.

La celebración de actos de Ciudadanos en pueblos de Euskadi donde son muy minoritarios, como Errenteria o Ugao Miraballes, el municipio de Josu Ternera, generaba titulares impactantes en la prensa de derechas por las protestas que surgían como reacción. Arrimadas se apuntaba a la estrategia de la crispación en Catalunya, visitando enclaves independentistas, como Vic, donde un centenar de exaltados insultaron a la comitiva de Ciudadanos. Destacados independentistas, incluso, tendrían que salir en defensa de Arrimadas, como Joan Tardà o Gabriel Rufián.

La líder de Ciudadanos había ganado en Catalunya las elecciones en diciembre de 2017, siendo la fuerza más votada. Sin embargo, la mayoría absoluta independentista de JxCat, ERC y CUP le dejó como líder de la oposición en una legislatura marcada por las consecuencias penales del 2017. Arrimadas se caracterizó por el poco decoro demostrado en muchas de sus intervenciones parlamentarias, aumentando la crispación social en una Catalunya ya tensa de por sí. “Aquí son muy gallitos y luego, delante de los jueces, no vean cómo se vienen abajo”, replicaba desde su escaño a pocos metros de Joaquim Torra en un momento de alto nivel sentimental para el independentismo, cuando se celebraba el juicio en el Tribunal Supremo que acabaría con la sentencia de 100 años de prisión para los dirigentes independentistas.

Una constante de sus performances en el Parlament tenía que ver con acompañar sus intervenciones de carteles. “La república no existe, señor Torra”, mostraba en un folio, recordando una célebre frase dicha por un agente de los Mossos d’Esquadra en una protesta independentista, o luciendo “un cartelito”, como se refería el propio Torra alguna vez cuando Arrimadas los utilizaba, con el 155, reclamando la intervención del Estado de la autonomía catalana hasta el último momento de su etapa de diputada autonómica, aunque hubieran pasado ya 17 meses desde la declaración de independencia y el Govern del 2017, procesado.

En febrero del año pasado, en una entrevista en Catalunya Ràdio, evitaba catalogar a Vox como ultraderecha. Las elecciones estatales se acercaban, momento foto de Colón, y Ciudadanos aspiraba a conformar un gobierno en el Estado junto a PP y los de Abascal. Ya como diputada del Congreso, en el debate de investidura fallida de Sánchez el pasado mes de julio, fueron famosos, nuevamente, los gestos de Arrimadas desde su escaño (2), más propios de una trifulca callejera que de una sesión en el hemiciclo. «Para ustedes, todos son fascistas: las feministas, los manifestantes del Orgullo, el PSOE. Eso sí, nada de etiquetas a la extrema derecha, como dice la propia Inés Arrimadas. Todos son fascistas, menos la extrema derecha. A mí no me gusta poner etiquetas, pero esta vez sí lo haré. Su etiqueta es reversible, como las chaquetas», dijo Sánchez a Rivera, provocando los famosos gestos de desprecio de Arrimadas. Desde el mismo escaño, encarándose con la portavoz socialista, Adriana Lastra, le reprochaba, cartel en mano, su pasado laboral en el PSOE.

Y es que pocas semanas antes, la actual líder de Ciudadanos había sido protagonista durante la manifestación del Orgullo LGTBI de Madrid. Ciudadanos desfilaba por el Paseo del Prado con cortejo y pancarta propia. La organización de la manifestación había escrito un manifiesto en el que se pedía explícitamente el compromiso de las organizaciones participantes en la protesta de negarse a formar gobierno con la ultraderecha. Ciudadanos se negó a firmarlo y no pudo participar con carroza. Aun así y a pesar de las protestas de muchos activistas, decidió salir en la manifestación. Activistas impidieron que pudieran circular con las insignias del partido, ya que no firmaron el manifiesto. Arrimadas se encaró con las personas que protestaban a su paso. Esto sirvió para que Ciudadanos denunciara en la Fiscalía a los manifestantes por delito de odio, en diciembre esta denuncia era archivada, aunque reconocía coacciones.

Algo similar ocurría el 8M del 2019, y también del 2020, pero en este caso la actual líder, embarazada, no asistió. Ciudadanos se mostraba en contra del manifiesto elaborado por la organización de las multitudinarias movilizaciones feministas. Aun así, participaban para no quedarse fuera de la foto. Los abucheos de las manifestantes han hecho, durante dos años consecutivos, que tengan que abandonar la marcha las políticas de Ciudadanos. En 2019, Arrimadas utilizó este hecho para reclamar protagonismo mediático. “¡Libertad, libertad!”. En 2020, Begoña Villacís.

La líder de Ciudadanos siempre ha destacado por un estilo político basado en la confrontación, ahora toca el rol diálogo. La hemeroteca es tozuda. Después de tanto tiempo atizando a Sánchez y Unidas Podemos, llega el momento del acuerdo. Un último recordatorio: 20 de diciembre de 2017, jornada de reflexión de las elecciones catalanas, ABC saca en portada una entrevista a Arrimadas… Una entrevista en jornada de reflexión. Estilo Arrimadas. La metamorfosis ha comenzado.

En relación a los artículos de:

  1. elpais.com: “Vamos a dar pasitos hacia los Presupuestos pactando medidas concretas”
  2. elperiodico.com: Indignación por los gestos de Inés Arrimadas en el debate de investidura