Tras cinco meses de negociaciones, el convenio de los trabajadores de Liquid Media (del grupo Mediapro, la empresa de Jaume Roures, que da cobertura a la mayoría de programas de La Sexta y a alguno de A3 Media) ha llegado a un punto muerto. La dirección no quiere hacer más concesiones y a los trabajadores les parece poco lo conseguido hasta ahora, así que han decidido movilizarse para que se sepa que están todos a una, peleando por condiciones de trabajo más justas.
“Hasta ahora hemos llevado la negociación desde el diálogo, intentando agotar todas las vías, pero en la última reunión la empresa dijo que se plantaba y que no iba a moverse de su último ofrecimiento”, explica a cuartopoder.es un trabajador, redactor de la Sexta. “Nosotros estamos haciendo reinvindicaciones justas, no estamos exigiendo nada que no sea razonable.”
El pasado viernes celebraron una asamblea a la que acudieron más de 200 personas. Decidieron dar visibilidad a su conflicto a través de pequeñas acciones. De momento, todos los trabajadores que lo deseen lucirán un lazo verde y también se han colocado en la redacción. “La empresa tiene que ver la unidad de los trabajadores y el lazo verde es una señal de compromiso y de apoyo a nuestras reinvindicaciones”, expresa un miembro del comité.
Liquid Media se creó en 2006 para dar servicios a la Sexta, con una plantilla muy corta y con salarios que podían ser la mitad de lo que se paga en otras televisiones. Durante estos años, los trabajadores han admitido la situación porque eran muy jóvenes y veían en este trabajo una oportunidad. La absorción de la Sexta por A3 Media no mejoró sus condiciones, así que en febrero de 2014 crearon un comité, con el respaldo del 90% de la plantilla, para negociar mínimos de festivos y vacaciones y desde enero están negociando un convenio de empresa, que cubra sobre todo cuatro temas: la antigüedad, el reconocimiento de las categorías, una subida salarial y el trabajo de fin de semana.
Ha habido un pequeño acercamiento en algunos temas, pero en otros sigue habiendo una diferencia abismal. La plantilla quiere que se reconozca la antigüedad, “no se puede consentir que un redactor con siete años de antigüedad cobre lo mismo que un becario al que le hacen un contrato”, afirma un trabajador.
También esperan que el convenio refleje las categorías profesionales. Existen realizadores o productores de programa que tienen contratos de ayudante. La empresa dice que se les remunera el trabajo con los pluses de actividad y pretende que el reconocimiento sólo dependa de su voluntad y no del tiempo que se lleve realizando el trabajo.
Tampoco se han acercado mucho las posturas en cuanto a los salarios. El base es muy bajo, alrededor de 900 euros, que se complementa con un sinfín de pluses. Además, las subidas de salario son discrecionales, según un criterio de meritocracia. A pesar de que la plantilla ha reducido sus pretensiones en este capítulo, tampoco han llegado a un acuerdo.
Y el último tema que les enfrenta es el del trabajo de fin de semana. Aunque todos los contratos son de lunes a domingo, hay una plantilla de diario y otra de fin de semana. Piden mejorar las condiciones de éstos últimos y que cobren más por el trabajo en festivo, pero la empresa no piensa igual porque para ellos “un martes es igual que un sábado”.
Hoy se celebrará una nueva reunión entre las partes, y si no hay acuerdo, quizá podremos ver más acciones de los trabajadores, aunque, de momento, parece que no peligran las emisiones de Al rojo vivo, Más vale tarde o La Sexta Columna, entre otros.