La vida visible de las palabras: un análisis del concepto “mena” y su uso en las redes

El volumen de menciones de la palabra “mena” en internet presenta una tendencia al alza. Este análisis muestra cómo este concepto, acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado utilizado por ONGs y sectores de ámbito social, ha acabado convirtiéndose en juguete de la extrema derecha para esparcir su discurso xenófobo.


Grupo de menores migrantes //APDHA

Internet ofrece una arena de estudio única, ya que nunca antes tantas personas han tenido facultad de intervenir y participar en el debate.

Esta “democratización”, por llamarlo de algún modo, tiene sin embargo algunas características que pueden desvirtuar el discurso. La velocidad y capacidad de llegar a muchos en poco tiempo unida al anonimato, que permite comunicar algo de manera exitosa sin necesariamente tener que asumir responsabilidades, son algunas de ellas. Si a esta sumamos la carencia de legislación efectiva sobre información en internet, podemos decir que nos encontramos en un espacio emocionante para analizar la eficacia, los patrones, las características y las consecuencias de la mentira.

La lucha lingüística por apropiarse de términos y dotarlos de significado es una parte importante del discurso político y un material de estudio interesantísimo. Encontramos términos que utilizan colectivos de todo el espectro ideológico, cada uno intentando apropiarse de él para impregnarlo de ideología e imposibilitar su uso por parte de otros. Un ejemplo evidente es la batalla —creo que perdida por los sectores progresistas— alrededor de la palabra “mena”. Utilizada inicialmente como acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado por ONGs y sectores de ámbito social, ha acabado por convertirse en una metonimia que representa al grupo de magrebíes, varones, que delinquen. Mena es el cajón de sastre que justifica la avalancha de artículos sobre la inseguridad en Barcelona, la introducción de propuestas voxeras en materia migratoria en Andalucía, las declaraciones audaces del señor Battle o las reticencias del Gobierno del Aquarius, encabezado por la ministra Calvo, a dar una solución a la crisis del Open Arms y el Ocean Viking. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cuándo rescatar o no a otra persona se convirtió en motivo de debate?

Como Resacón en las Vegas, vamos a intentar entender porqué hay un tigre en la habitación y nadie se acuerda de quién le abrió la puerta. Analicemos los datos del 15 de agosto al 15 de septiembre*.
El volumen de menciones de la palabra “mena” en internet presenta una tendencia al alza.

Dejando al margen Facebook, la mayoría de las conversaciones en torno al término “mena” han tenido lugar en Twitter.

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La siguiente nube muestra las conversaciones con más seguimiento del mes. A mayor relevancia de un tema, más grande será la tipografía.

A continuación el mismo gráfico.

Señalados en rojo, conversaciones que parten de mentiras demostrables como tal. Porque no reciben 664 euros al mes, ni 600, ni reciben un estipendio comparable a la paga de una viuda. Además, la historia del recibo de la renta mínima de un mena de Madrid que circulaba por las redes era mentira y un bulo que fue desmontado por Maldita.

En negro, conversaciones con opinión desfavorable, suposiciones no demostradas, prejuicios sobre todo el colectivo de Menores Extranjeros No Acompañados o noticias negativas sobre casos aislados.
Esta nube, sumada a la recopilación de los hashtags más relevantes del mes, nos permite hacernos una idea de cómo se está tratando el tema en internet.

En el siguiente gráfico podemos ver el volumen de menciones de mena a menos de 10 palabras de distancia de otros términos que lo dotan de ideología. Las palabras “paga” y, a la cabeza, “robo” se han utilizado más de 10.000 veces; seguidas de “ilegal”, “menor”, “manteros”, que superan las 5.000 menciones. Cabe destacar que la palabra “violación” se ha relacionado con el término matriz cerca de 5.000 veces solo en ese periodo. Por otro lado, las menciones a la pobreza, vulnerabilidad o desprotección de estos menores prácticamente son inexistentes.

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Este artículo entiende que un tema entra en el debate político institucional cuando lo mencionan políticos en activo o cuentas oficiales de partidos. Cabe destacar que VOX se sitúa a la cabeza de manera evidente en el uso de la palabra, considerando una lista  de 38 partidos (Adelante Andalucía, Agrupación Herreña Independiente, Ahora Podemos, Anticapitalistas, BNG, CHA, Ciudadanos, Coalición Canaria, Coalición x Melilla, Compromís, CUP, EAJ-PNV, EHBildu, En Marea, En Pie Municipalista, EnComu Podem, Equo, ERC, Foro Asturias, Front República, Geroa Bai, IU, JuntsxCat, Mes per Menorca, Más Madrid, Més per Mallorca, Navarra Suma, Nueva Canarias, PACMA, PAR, PNC, Populares, Por Ávila, Proposta per les Illes, PSOE, UPL, VOX) entre los que se incluyen todos los que tienen representación en la cámara baja y alguno más como PACMA. Hay que aclarar que las menciones del PSOE y Por Ávila hacen referencia a sujetos que se apellidan mena así que tendrían el marcador a cero.

De igual modo, de un listado de 49 políticos en activo, Hermann Tertsch se hace indiscutiblemente con el oro en estos treinta días, con hasta 31 menciones (retuits incluidos) al colectivo. Cabe destacar las intervenciones de Iñarritu y Garzón, desde el otro lado del espectro político. El primero haciéndose eco de que el Comité de los Derechos del Niño de la ONU haya recriminado a España por violar los derechos de dos menores; y el segundo con un retuit que denunciaba los comentarios jocosos del portavoz de Jusapol.

Tras cruzar la palabra “mena” con los trece medios digitales más relevantes (20 Minutos, ABC, El Confidencial, El Diario, El Español, El Mundo, El País, Europa Press, La Vanguardia, Libertad Digital, Ok Diario, Periodista Digital y Público). Ok Diario destaca en el número de menciones. Este gráfico no solo hace referencia al volumen en artículos y piezas sino que también contabiliza las menciones en comentarios de lectores.

Podemos concluir que ciertos grupos de poder han hecho suya la palabra, la han dotado un significado nuevo, negativo, han impedido a otros grupos que la utilicen y la han repetido hasta que conseguir que cale en un sector de la opinión pública lo suficientemente amplio como para cristalizarse en propuestas del ejecutivo, sirva de ejemplo Andalucía.

Solo por el placer de ejercer de abogado del diablo, cojamos papel y boli y analicemos la situación como si hubiéramos comprado el relato que parece que quieren vendernos. De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social había registrados cerca de 12.500 menas a 1 de octubre. Digamos que esta cifra ha ascendido dramáticamente por el “efecto llamada” probado por el Real Instituto de Estudios Étnicos de VOX. Se ha cuadruplicado. Hay 50.000 menas.

Asumamos también que el 100% de los menas, por no decir el 120%, delinque. Y que todos son varones fuertes, de origen magrebí, musulmanes, radicales, que no se quieren integrar, que no quieren trabajar, que no quieren aprender nuestro idioma, que se han escapado de los centros, que cobran más que una viuda y que cobran 664 Euros. Teniendo en cuenta que somos casi 47 millones personas en el Estado español, supondrían el 0,1% de la sociedad. Todo sin contar con que he cuadruplicado la cifra registrada y que todos esos datos que acabo de mencionar son mentira. Se plantean dos opciones: ponernos a pensar que, efectivamente, ya no podemos ir por la calle tranquilos, o concluir que somos tontos pero no tanto y que quizás, solo quizás, nos la estén intentando colar.

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