El próximo 13 de mayo se celebrará una manifestación en apoyo a los 38 trabajadores abandonados por la empresa y por las instituciones públicas.
Trabajadores de Zumosol en el campamento // Aurora Báez Boza
“A mí se me parte el corazón de verlo todo parado”, Fernando Trujillo pasea por las instalaciones de la fábrica en la que ha trabajado 25 años. “En ningún momento pensamos que nos iba a pasar esto, yo creí que me iba a jubilar aquí y de repente de buenas a primeras te cambia la vida”. El trabajador camina bajo los tubos y bidones que componían su lugar de trabajo y desde el 20 de diciembre de 2021 el lugar donde pernocta con sus compañeros. Desde la garita suena música de una radio, las tiendas de campaña se encuentran bajo una lona de plástico, unas sillas, algunas mesas, una pizarra y una pancarta dada la vuelta que sirve como pantalla para amenizar algunas de las largas noches que han pasado aquí. Colgado de la lona se encuentra un calendario presidido por una fotografía de unas naranjas. Un compañero tacha el cuadrado donde dice viernes 6 de mayo. “Pues sí, ya llevamos 138 días”, sentencia.
El pasado 10 de noviembre de 2021 Zumosol subrogó la fábrica a CGPlus, una empresa de la que no se encuentra información alguna. “Nos dijeron que no querían seguir explotando la fábrica, solo comercializar con la marca Zumosol”, explica Fernando Trujillo. 19 días después, el 29 de noviembre de 2021, la empresa les dio de baja en la seguridad social, sin despido, comunicación o aviso alguno. “Nos han dejado tirados como perros, nadie quiere hacerse cargo de nosotros”, se queja Antonio Zamora, otro trabajador que lleva 18 años en la fábrica. “Zumosol se inventó una venta a esta empresa porque se quería librar de nosotros. Únicamente vimos una vez a los representantes de esta empresa y no nos dijeron ni sus cargos, cuando nos subrogaron ni siquiera querían decirnos el nombre de la empresa”, se queja Zamora. Ante la falta de movimientos por parte de las instituciones y de las empresas, los trabajadores decidieron pernoctar en la fábrica el día 20 de diciembre de 2021 y hasta el día de hoy siguen. “El encierro ya va pesando porque son muchos días aquí, tenemos familias, cosas que hacer y nos vamos desgastando”, comenta Rafael Serrano, trabajador desde hace 12 años. El desgaste viene de ver que tras varios meses las cosas siguen igual: “Demandamos que ninguna administración ha venido a decir que lo que está pasando es ilegal, nadie ha intervenido, en demanda de los derechos de los trabajadores de Zumosol, que estamos aquí abandonados por las instituciones y seguimos prácticamente igual que el primer día, luchando porque alguien nos defienda y nos diga ya de una vez por todas qué solución le van a dar a nuestro problema”, sentencia Fernando Trujillo. “La Junta de Andalucía es que ni ha aparecido”, comenta otro trabajador.
«Estamos viendo muchos desfiles de políticos, todos tienen muchas buenas palabras, pero no acaba de haber una solución que nos quite de estar aquí durmiendo debajo de un aparcamiento de un coche”, Fernando Trujillo.
El cierre no solo afecta a los 38 trabajadores de la fábrica, sino a toda Palma del Río y toda la comarca que históricamente ha tenido como una de sus bases económicas la naranja. “Era una fábrica que beneficiaba a los trabajadores, y también a bares, camioneros, etc. Yo esperaba más apoyo del ayuntamiento, ya que a pesar de que prácticamente el pueblo vive de la naranja, no se ve que se esté implicando mucha gente con este problema. Particularmente hay gente que sí, pero no es suficiente. Ya son 140 días y las cosas se van olvidando”, se lamenta Rafael Serrano.
Además, el cierre de la fábrica tiene como consecuencia que Don Simón se haya quedado con el monopolio de la producción, lo que ha devaluado el precio de la naranja y, por tanto, el sueldo de los agricultores: “Había años que el precio de la naranja era de 26 o 27 céntimos el kilo y ahora lo están pagando a 9 céntimos el kilo porque no hay competencia. Don Simón pone el precio que quiere, esto supone un empobrecimiento de toda la comarca”, comenta Fernando Trujillo.
Fernando Trujillo habla con los estudiantes del instituto // Aurora Báez Boza
El próximo 14 de junio está previsto el primero de los juicios de los trabajadores contra Zumosol. El juicio ha sido aplazado varias veces: “Están buscando dilatarlo todo lo posible en el tiempo para aburrirnos”, comenta Serrano con incertidumbre sobre si se va a celebrar finalmente o no.
En estos 138 días de campamento los trabajadores han recibido la visita de distintos medios de comunicación y políticos que se han interesado por la situación, como la ministra Ione Belarra. Esta mañana de viernes han recibido a Miguel Urbán, eurodiputado, Nacho Molina, representante de Adelante Andalucía y Marta Sánchez, número uno de Adelante Andalucía por Córdoba. Además de la visita de estudiantes del IES Averroes de Córdoba capital a los que han atendido fuera del recinto por razones de seguridad. “Hemos visto en los últimos años como el Estado español ha invertido en rescatar bancos privados y tras casi 140 días de encierro de los trabajadores queda visto que no interesa hacer lo mismo y optar por dar empleo en una de las provincias con más desempleo de Europa”, comenta Marta Sánchez.
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El eurodiputado debate con los estudiantes y los trabajadores la situación “Se puede solucionar con voluntad política, hay herramientas dentro del propio sistema capitalista, como el caso de El Banco Pastor que se compró por un euro, aquí se podría hacer lo mismo”. Tras la intervención de Urbán, un estudiante lanza una pregunta a Fernando Trujillo: ¿Qué opinan vuestras familias? A lo que el trabajador responde “La familia, la verdad está hecha polvo porque ven que no tenemos trabajo, que no tenemos ocupación y la mente da mucha vuelta. La mayoría de nosotros hemos tenido que pedir préstamos familiares porque hemos estado tres meses sin cobrar nada. La verdad es que psicológicamente los trabajadores y trabajadoras estamos destrozados. Estamos viendo muchos desfiles de políticos, todos tienen muchas buenas palabras, pero no acaba de haber una solución que nos quite de estar aquí durmiendo debajo de un aparcamiento de un coche”.
Miguel Urbán junto a los trabajadores de Zumosol // Aurora Báez Boza
Una vez los estudiantes se marchan, Miguel Urbán propone a los trabajadores asistir al Parlamento Europeo para presentar la problemática antes de que se celebre el juicio. Aunque el eurodiputado advierte que: “quizá no suponga una solución real, pero puede servir para hacer presión”.