La multinacional anunció en marzo que había dejado de importar crudo ruso, pero más tarde matizó que solo lo había hecho en el mercado de compra a corto plazo, y que los contratos firmados continuaban vigentes
Activistas de Greenpeace de Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia bloquean un envío de petróleo ruso en el mar en el norte de Dinamarca el 31 de marzo. Foto: Kristian Buus / Greenpeace
En marzo de 2022, Repsol informaba al público que había vendido todo su negocio en Rusia, un país donde contaba con dominios de exploración equivalentes a 3.519 kilómetros cuadrados, según los datos de Greenpeace. También anunció que había detenido las compras de crudo y productos petrolíferos de origen ruso como respuesta a la invasión de Ucrania, en el marco de una fuerte presión mediática. Pues bien, Greenpeace denuncia ahora que dos petroleros descargarán esta misma semana crudo procedente de los Urales y proveniente de puertos rusos en la refinería que la multinacional tiene en Cartagena.
El petrolero Dugi Otok, con una capacidad de 108.932 toneladas de crudo y procedente del puerto ruso de Ust-Luga, tiene prevista la llegada a las instalaciones cartageneras este mismo 13 de abril. El segundo buque, el Minerva Eleonora, con origen en Primorsk, está programado para el 15 de abril en las mismas instalaciones y tiene una capacidad total de 103.622 toneladas.
A pesar del anuncio hecho en marzo por la multinacional, y tras la denuncia del medio internacional especializado en el sector energético Argus Media, que destapó que los envíos de petróleo ruso continuaban, la empresa matizó que había dejado de adquirir crudo ruso en el mercado spot, en el que se compra a corto plazo, pero continuaría recibiendo las entregas bajo los contratos a largo plazo ya existentes y firmados.
Estrategia mediática
“Repsol en muchas ocasiones ha realizado declaraciones sobre su abandono de la compra de crudo ruso. Sin embargo, parece que se trata más de una estrategia mediática calculada que de una intención real de hacerlo”, denuncia Francisco del Pozo, responsable de combustibles fósiles en Greenpeace España. “A pesar de sus declaraciones, Repsol tiene previsto seguir importando petróleo y gas de la guerra”.
En opinión de Greenpeace, organización que ha hecho público hoy la llegada de los dos petroleros, “para ayudar a garantizar la paz y detener la crisis climática, los gobiernos y las empresas deben reducir su dependencia de los combustibles fósiles y eliminar su uso de inmediato”.
Conflictos de intereses energéticos – Pablo Cotarelo Álvarez
“Parece que estos cargamentos de crudo son habituales para Repsol. Con ello, aparte de contribuir a la crisis climática, está alimentando la maquinaria de guerra del gobierno ruso”, continúa del Pozo, quien ha remarcado que “para detener esta guerra, necesitamos una desinversión global y un embargo inmediato sobre los combustibles fósiles rusos”.
Energía predominante
Los combustibles fósiles siguen representando más del 81 % de la dieta energética mundial a pesar de la crisis climática y las advertencias del Panel Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), que en su último informe presentado a principios de abril, remarca que hay que incrementar la ambición climática para conseguir limitar a 1,5°C el aumento de las temperaturas.
En un duro documento, el organismo remarca que es necesario que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen su punto máximo antes de 2025 y se reduzcan en un 43% para 2030 si queremos mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5ºC.
Greenpeace ha hecho hincapié en que “los gobiernos no pueden pretender defender la paz si continúan financiando la guerra”. “Pasar del petróleo y el gas rusos al petróleo y el gas de otros países con antecedentes cuestionables en materia de derechos humanos solo cambiará el poder geopolítico de un opresor a otro”, denuncian.