Riders de Glovo de Barcelona se plantan contra el algoritmo de subasta a la baja

Durante la jornada de ayer, repartidores de Glovo organizados en asamblea marcaron el coeficiente máximo por el que debía remunerarles la empresa. No lo consideran una jornada de huelga, pero con esta protesta esperan poner fin al nuevo algoritmo con el que Glovo pretende esquivar la Ley Rider

[label type=»success»]+reciente:[/label] Glovo rectifica su algoritmo tras las protestas de riders de Barcelona

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Riders protestando en Barcelona por la subasta a la baja de sus tarifas

Tras cuatro días de protesta en puntos de encuentro de Barcelona tan emblemáticos como plaça Catalunya, riders de Glovo llegaron a un acuerdo para la jornada de ayer, 17 de agosto: solo iban a trabajar al precio máximo que les propone pagar la empresa. No es una huelga oficial, tampoco ellos son asalariados. En este tira y afloja, una gota ha hecho colmar el vaso: la nueva fórmula matemática de la aplicación.

El mismo día que entró en vigor la Ley Rider, el 12 de agosto, Glovo cambió la fórmula con la que decide el salario que paga a sus repartidores, seguramente en un amago para seguir maquillando la relación de laboralidad —un falso autónomo es aquel que, entre otras vicisitudes, no determina el precio de su fuerza de trabajo a pesar de tener un solo pagador—. Teóricamente, la nueva fórmula permitía a los repartidores escoger la tarifa con la que ser remunerados: un coeficiente de entre 0,7 y 1,3. Sin embargo, los riders que pusieron el coeficiente máximo no recibieron ningún pedido.

“Este coeficiente implica que para ganar lo mismo que ganaba antes, ahora tengo que trabajar tres horas más cada día”, explica un repartidor de Glovo

Sin pedidos 1,2

“Empecé con 1,2 y no me salía ninguno, por lo que me vi obligado a ponerme 0,9”, explica David Martínez, afiliado a CGT. Solo pueden cambiar el coeficiente una vez al día, cuando empiezan la jornada. Este coeficiente implica que “para ganar lo mismo que ganaba antes, ahora tengo que trabajar tres horas más cada día al bajar la tarifa”. La tarifa base ha descendido y la variable está regulada por este algoritmo. Si la jornada laboral de Martínez antes del 12 de agosto era de 12 a 16h y de 19 a 22h, con un coeficiente de 0,9 debería estar disponible de 11 a 17h y de 19 a 23 para obtener un sueldo neto al mes cercano al salario mínimo, sin vacaciones y tras pagar la cuota de autónomos.

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Esta es la gota que colmó el vaso, o como dice Martínez, “desencadenó la ira popular”. Y por ello el lunes, repartidores de Glovo pactaron en asamblea que iban a marcar en la aplicación el coeficiente máximo: 1,3. Como no esperaban pedidos que les entraran demasiados pedidos, tal y como así fue, invirtieron su jornada laboral en acudir a los puntos de entrega de los paquetes para realizar “campañas de sensibilización” con los repartidores que no iban a secundar esta campaña, explica la responsable de secretaría de nuevas realidades del trabajo de Comisiones Obreras, Carmen Juárez. Estos no piquetes también se originaron en los días anteriores, en los de ayer “hubo momentos de tensión con los repartidores que no se pusieron a 1,3”, reconoce el repartidor.

“El nuevo coeficiente es una subasta a la baja”, resume Carmen Juárez (CC OO), “a menos de 1,0, los repartidores trabajan en pérdidas”

Todos los supermercados Glovo cerrados

Las protestas empezaron de forma espontánea el viernes, un día después de que entrara en vigor la Ley Rider y Glovo activara su nuevo coeficiente. Fueron tomando fuerza a lo largo del sábado y domingo, cuando empezaron a realizar bloqueos en hamburgueserías, cafeterías y demás establecimientos con mayor volumen de pedidos de Glovo. Finalmente, el lunes los repartidores acudieron a los supermercados Glovo. Hay seis en Barcelona. Son los únicos trabajadores que han sido asalariados por la empresa, que pretende mantener la relación laboral de falso autónomo para el 80% de la plantilla (unas 8.000 personas en todo el Estado). De los seis supermercados, solo pudieron abrir cuatro. “Creo que Glovo esto no se lo esperaba”, añade David Martínez. Ayer estuvieron todos cerrados. Además de por la labor de los piquetes, hay trabajadores asalariados que no acudieron a su lugar de trabajo. Ellos reivindican mejoras en el convenio.

Las nuevas realidades del trabajo dibujan este panorama donde las protestas no son huelgas y los piquetes son bloqueos, y casi resulta metafórico que un hito sea la mejora de un coeficiente (un salario, al fin y al cabo). Desde Glovo explicaron a los repartidores que el viernes les darán una respuesta. Han asegurado que harán algún cambio en el algoritmo. Los riders movilizados han anunciado una huelga —esta vez huelga— si dichos cambios no les convencen.

“El nuevo coeficiente es una subasta a la baja”, resume Carmen Juárez, “a menos de 1,0, los repartidores trabajan en pérdidas”. Comisiones Obreras ha puesto a disposición de los repartidores el sindicato y defienden la aplicación de la Ley Rider. Desde la Confederación General de Trabajadores, David Martínez explica que este “es un sector en el que cuesta mucho movilizarse, y aún más sindicarse, y aunque haya repartidores que no quieran ser contratados, esto ha estallado porque el nuevo coeficiente nos afecta a todos”, resume.


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