Los países europeos venden cada vez más material militar a lugares en conflicto y en tensión, pese a que un acuerdo a nivel comunitario lo prohíbe.
Vista de la jornada de debate en el Parlamento Europeo sobre la financiación europea al sector de la defensa.
Un mercado opaco y sin control efectivo posible. Así define el negocio de la venta de armas de Europa a otros países Jordi Calvo, coordinador del Centro Delàs para Estudios de Paz de Barcelona. El investigador ha participado en la apertura una jornada de debate el martes en el Parlamento Europeo sobre la financiación europea al sector de la defensa, control de fronteras externas y exportación de armas.
Si bien en 2008 los países de la Unión Europea se comprometieron a no exportar armas a países en conflicto o en tensión, el volumen de la venta de armas no ha parado de aumentar desde entonces.
Según ha explicado Calvo, bastado en datos oficiales, los Estados miembro de la UE han aumentado sus exportaciones de 228 millones euros en 2003 a 4.562 millones de euros en 2017. Europa representó el 24% de la venta de armas mundial en 2017, solo por detrás de Estados Unidos.
De esas exportaciones, el 27% ha ido a parar a países en conflicto armado y el 28% a países en tensión -en los que no hay guerras pero sí riesgos de que un problema pueda estallar-, según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
“Aproximadamente la mitad de las exportaciones europeas van a lugares donde probablemente se incumpliendo la legalidad de la norma común europea. Son países en conflicto o en tensión”, ha resumido Calvo. “Hay algo que no funciona”.
Arabia Saudí, país donde está previsto que se celebre la final de la Copa del Rey de fútbol de esta edición, fue precisamente el país que gastó más dinero en comprar armas a la Unión Europea en 2017: 5.500 millones de euros en ese solo año.
En cuanto a los tipos de armamento, Calvo lamenta que, al igual que con el volumen, hay poca transparencia. Según los datos que maneja, las principales exportaciones de la UE son aviones y buques de guerra, sistemas de defensa antiaérea, y submarinos militares.
Jordi Calvo, coordinador del centro Delàs para Estudios de Paz, en la jornada de debate en el Parlamento Europeo sobre la financiación europea al sector de la defensa.
Calvo ha abierto un debate que ha durado toda la mañana, en el que una veintena de representantes de organizaciones contra el comercio de armas, y expertos del área han debatido sobre cómo influir las políticas de defensa, seguridad y migración y cómo buscar una alternativa basada en la paz y la defensa de los derechos humanos.
Un equilibrio delicado
Una de las “primeras luchas” para reducir la venta de armas a estos países es precisamente la de la opacidad, ha denunciado, a la vez que ha pedido un mecanismo de control de exportación de armas y de sanción contra quienes venden armas a lugares en conflicto o en tensión.
“Las actas en que se toman las decisiones de autorización o denegación son secretos de estado. En España, se acogen a una ley incluso franquista”. Esos datos son clave para “intentar entender cómo se exporta a Arabia Saudí, sabiendo que son las mismas armas que se usan para bombardear en Yemen. Y que no pase nada”.
En la misma línea, la diputada alemana de los Verdes, Hannah Neumann, ha lamentado que las exportaciones han crecido desde 2008 a pesar de la firma de la Posición Común Europea contra la venta de armas a países en conflicto: “Es vinculante pero no hay mecanismo para forzarlo”.
Sin embargo, el desafío no es tan sencillo como cortar de raíz con la exportación de armas. Terminar esos contratos puede suponer miles de despidos. Sin ir más lejos, Neumann ha recordado la situación de España como un claro ejemplo: en Cádiz, los empleos de 6.000 personas dependen de las cinco corbetas que están construyendo para el Estado saudí.
La solución para Neumann es un delicado equilibrio en que que nos aseguremos de que no exportamos a países en conflicto mientras la industria mantiene sus empleos y parte de su negocio.
La eurodiputada alemana Özlem Demirel (Die Linke, Izquierda Unitaria) ve también importante que se respete ese equilibrio para “conseguir que los sindicatos se sumen a la lucha contra la exportación de armas”.
Europa militariza su ‘fortaleza’
Otro de los datos más destacados de los tres informes que se han presentado durante el evento en el Parlamento Europeo ha sido el que muestra cómo el presupuesto de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) pasó de 6,2 millones de euros en 2005 a 288 en 2018, y 333 millones para este año. “Expresa una apuesta política por reforzar la Agencia como sistema de control de fronteras”, concluye el propio informe, llamado Frontex: custodiar la fortaleza, publicado la semana pasada por el Centro Delàs.
El eurodiputado de Podemos Miguel Urban en la jornada de debate en el Parlamento Europeo sobre la financiación europea al sector de la defensa.
El aumento radical del presupuesto de Frontex ha introducido un enfoque “securitario” de la seguridad como un concepto militarista armado, ha denunciado el eurodiputado Miguel Urbán (Unidas Podemos), que ha apoyado a la organización del evento. “Se intentan problematizar elementos como la inseguridad ante la vida, la precarización, inseguridades sociales, se le da una respuesta militar y securitaria”.
“Por eso para nosotros es tan importante: cómo se entremezcla la cuestión de migración y la cuestión de una respuesta secretaria a la migración. Al final la migración es un chivo expiatorio para justificar prácticamente cualquier caso”, ha proseguido.
Como ejemplo, Urbán ha puesto a los drones que se utilizaron en Israel para bombardear Gaza en 2014. “Son los mismos drones que ahora compra la UE con Frontex para controlar el Mediterráneo. Hay una conexión directa entre empresas militares y control de fronteras”.
En los últimos dos años la Unión Europea ha avanzado una agenda para el aumento de inversiones en investigación militar, con la creación del piloto del Fondo Europeo de Defensa en 2017, que se consolidará en la nueva legislatura.
Algo que, según Urbán, es una prueba de que la “gran coalición que gobierna Europa” -en referencia a ‘populares’, socialistas, y liberales- persiguen el discurso de la militarización. “Es muy curiosa la retórica que se utiliza en esta casa para hablar de los derechos humanos, dar el premio Sájarov a un bloguero saudí, mientras todos los Estados miembro siguen vendiendo armas a ese país”.
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