Yolanda Díaz convalida la reforma laboral con suspense y por el voto equivocado de un diputado del PP

Ha sido un buen día para el Partido Socialista, mejor que el de sus socios. La geometría variable que buscaba desde el comienzo de la legislatura, y aun antes Pedro Sánchez, se ha plasmado en una de las votaciones más emblemáticas del ciclo.

[label type=»success»]+reciente – publico.es, 11-02-2022:[/label] Los letrados del Congreso confirman que el voto de Casero en la reforma laboral se desarrolló «conforme al procedimiento»

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Yolanda Díaz ha superado el punto de inflexión de su acción ministerial // Álvaro Minguito

Con suspense hasta el final, un solo voto ha decidido el futuro inmediato de Yolanda Díaz. 175 a 174 y gritos tímidos de ‘sí se puede’ tras el estupor inicial. Un error de interpretación de los votos telemáticos ha aportado el morbo: durante unos segundos quedaba derogado el decreto Ley de Reforma Laboral, un momento después, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet ha informado que los servicios de la cámara han corregido el voto que había cantado ella y que la reforma laboral de Yolanda Díaz queda aprobada. Tras unos segundos de shock en la bancada ministerial, de incredulidad en la mirada de la ministra de Trabajo, la de Economía y del presidente Pedro Sánchez, Batet corregía la inicial derogación del decreto, que no será tramitado como proyecto de Ley.

La ministra de Trabajo ha conseguido su principal objetivo en esta legislatura. La reforma laboral del PP de 2012 será superada por una nueva norma con la que, según ha defendido Yolanda Díaz, se alcanza un cambio de paradigma. “Histórica” norma, para la ministra, que supera el trámite como real decreto por los pelos, gracias a los votos de PdeCat. Finalmente, los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, uno de los partidos más exaltados en el hemiciclo, habitual emisor de los mensajes más agresivos contra el Gobierno de Coalición, han cambiado su voto a lo largo del día. Sergio Sayas, enfrentado al líder de UPN en Navarra, Javier Esparza, han votado ‘no’ a la norma y eso justifica lo ajustado de una votación que a mediodía parecía ganada con más margen. Cosas que tendrán que resolver en Pamplona. Así las cosas, el voto que ha decantado la balanza procede de la bancada del PP, en lo que presumiblemente se trata de un error en la emisión del voto telemático por parte del diputado por Cáceres, Alberto Casero. Hay lío, pero el decreto, a las 19h del 3 de febrero de 2022, está convalidado.

Ha sido un buen día para el Partido Socialista, mejor que el de sus socios. La geometría variable que buscaba desde el comienzo de la legislatura, y aun antes Pedro Sánchez, se ha plasmado en una de las votaciones más emblemáticas del ciclo. El apoyo de Ciudadanos, de PDeCAT y de un pelotón de pequeños partidos, refuerza la oscilación de Sánchez hacia el extremo centro en la que basa su campaña en las elecciones autonómicas de Castilla y León y en cuantos plebiscitos se pongan por delante a partir de ahora.

La reforma avalada por Bruselas y “cepillada” por Nadia Calviño no gusta a la izquierda pero no termina con la legislatura, como ha defendido Joan Baldoví (Compromís). Yolanda Díaz respira y tendrá la oportunidad de resarcirse en poco tiempo con la anunciada subida del salario mínimo interprofesional, pero Sánchez consigue algo más: mensaje adecuado a una Unión Europea que premia lo previsible y un ejercicio de equilibrio que rima con la victoria de António Costa el pasado domingo en Portugal. No piensen en avances, la palabra clave es estabilidad. La jugada ha estado muy cerca de terminar mal para los socialistas, que han caído en la trampa de UPN. La buena suerte proverbial de Sánchez ha tenido otra oportunidad de emerger.

La izquierda insumisa, encabezada en el Congreso hoy por EH Bildu y ERC, ha señalado lo evidente: hasta hoy ninguna reforma pasaba de puntillas por algo tan central como la indemnización por despido

Más información: Una reforma laboral al gusto de Europa – Gessamí Forner

Rapapolvo de la izquierda

Díaz salva los muebles con el apoyo de Ciudadanos y el portazo sonoro de tres de las piezas más valiosas para el Gobierno de Coalición desde 2019. Por separado, Esquerra Republicana de Catalunya, el Partido Nacionalista Vasco y EH Bildu habían anunciado su negativa a la norma. El PNV apuró hasta el final el sentido de su voto. Díaz les ha reconocido su capacidad de diálogo (un mensaje con destino a Gabriel Rufián), pero el peso de la mayoría sindical vasca, los sindicatos ELA y LAB, hacía imposible que cualquiera de las dos organizaciones de la Comunidad Autónoma Vasca optasen por el ‘sí’ en Madrid.

La presión en Catalunya, donde las mayorías sindicales son análogas a las del resto del Estado salvo el País Vasco y Galicia, no ha surtido efecto el ejercicio de presión que han desarrollado Díaz y los líderes de los sindicatos mayoritarios, Unai Sordo y Pepe Álvarez. ERC se caía del voto positivo hace días, al igual que BNG y las CUP. Los republicanos acusan al Gobierno de inmovilistas, de no haber dialogado con ellos antes de promulgar un decreto que hasta hoy estaba funcionando in vacatio sin el refrendo del Congreso.

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Unai Sordo (CC OO) y Pepe Álvarez (UGT) durante la convalidación de la reforma laboral en el Congreso // Álvaro Minguito

La izquierda insumisa, encabezada en el Congreso hoy por EH Bildu y ERC, ha señalado lo evidente: hasta hoy ninguna reforma pasaba de puntillas por algo tan central como la indemnización por despidos. No regresan los salarios de trámite, aquellas salvaguardas contra los despidos ilegales. Díaz ha defendido el diálogo en lo que parecía una justificación: no se han alcanzado todos los objetivos, pero el texto, asegura Díaz, es un giro de los acontecimientos. Se esperaba la traca final de Rufián en el estrado. Y llegó pasadas las 12.30h.

Rufián ha señalado que la reforma laboral no cambia la indemnización por despido “porque ni el Ministerio ni el Gobierno han querido recuperar la indemnización justa frente a despidos injustos”. El diputado republicano ha defendido que “daban los números” para aumentar la indemnización por despido y recuperar los salarios de tramitación, “había una mayoría de izquierdas dispuesta a hacerlo”.

Gabriel Rufián (ERC) ha señalado que la reforma laboral no cambia la indemnización por despido “porque ni el Ministerio ni el Gobierno han querido recuperar la indemnización justa frente a despidos injustos”

El líder republicano no ha sido el único que ha rememorado el “programa, programa, programa” del líder comunista Julio Anguita. Oskar Matute, de EH Bildu, también ha sido muy crítico con la “no derogación” del texto de 2012. “No puede haber exigencia de los hombres de negro ni de la CEOE”, ha dicho el diputado abertzale, muy crítico con el mensaje que se envía con la muestra de pragmatismo y aceptación de “la memoria de los peces” que, a su juicio, evidencia la insuficiente reforma del estatuto de los trabajadores.

En la calle, el eurodiputado Miguel Urbán (Anticapitalistas) encabezaba junto al sindicato CGT una protesta secundada por varios centenares de personas. Malas vibraciones para Unidas Podemos que, sin embargo, cae de pie tras unos días de incertidumbre. La reforma laboral tal vez no sea la mejor noticia para la izquierda, pero el voto positivo es una vida extra para Díaz, la que sigue siendo la única opción del espacio político de izquierdas de cara a las elecciones de 2023.

Más información: En profundidad/ La reforma laboral, examinada por laboralistasGessamí Forner

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Medio millar de personas convocadas entre otros por CGT y Anticapitalistas ha protestado contra la reforma laboral de Yolanda Díaz en los alrededores del Congreso // David F. Sabadell

Aire desde la derecha

La primera en intervenir tras la alocución de Yolanda Díaz ha sido Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria del Partido Popular. Gamarra ha enarbolado un discurso bífido: “Ha traicionado a los suyos”, ha sido su primer dictamen; “se ha puesto al frente de la troika”, ha afeado a Díaz. Tiene sentido: castigar a Díaz como “traidora” a los suyos le renta al PP (de hecho, le renta también al PSOE). En el segundo mensaje, no obstante, se resaltan cuáles son las características del decreto que permiten establecer diferencias entre unos y otros. Esas mejoras, insuficientes para buena parte de la izquierda, pero defendidas hasta la saciedad por los sindicatos: negociación colectiva, reducción del fraude en los contratos de formación, estabilización en el empleo público. En su defensa de los puntos de 2012 que a partir de hoy pasan a ser, definitivamente, papel mojado, Gamarra ha defendido que la contratación temporal no se acota limitándola, sino incentivando a las empresas vía rebaja de cotizaciones sociales. Un poco de aire para Díaz, que ha tenido otra oportunidad para distinguirse del PP cuando Gamarra ha defendido a los empresarios ganaderos atacados por las inspecciones laborales puestas en marcha desde Trabajo.

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Pedro Sánchez y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero // Álvaro Minguito

Más alivio aun ha supuesto el mensaje que la ultraderecha (Vox) ha fijado respecto a la reforma laboral. El discurso antisindical, la idea de que la reforma es “ultraizquierdista” y del daño a las empresas no hacen si no fortalecer el flanco más débil de Díaz hoy, la ambigüedad de un texto que se queda corto.

El PP ha brindado un discurso ambivalente, como viene siendo habitual. Por una parte, ha desaprovechado a medias la oportunidad de hurgar en la herida de la izquierda. Por otro, ha defendido “retorciendo los datos”, según Díaz, el modelo de 2012. La reforma aprobada hoy no deroga la de 2012 pero sí ha servido para recordar los efectos nefastos de aquélla sobre el modelo social establecido políticamente desde la crisis de 2008. El fenómeno de los trabajadores pobres, la desigualdad y la devaluación salarial ha crecido al calor de esa norma. La ministra de Trabajo lo ha sintetizado en dos datos: en España se han firmado 186 millones de contratos a raíz de la norma de 2012, 44 millones de ellos de una duración inferior a siete días.

El segundo dato ha servido al equipo de Díaz para reforzar la idea de que la reforma laboral ya vigente está funcionando. Los ministerios de Trabajo y Seguridad Social difundían ayer que el 15% de los contratos firmados en enero fueron indefinidos. Un porcentaje de dos cifras, algo no visto en los últimos años, que ponía música de fondo a un debate sin sorpresas que reconfigura levemente los equilibrios de la legislatura. Sale fortalecido en el contexto europeo el PSOE, y salva los muebles, por un solo voto, Yolanda Díaz. Un voto por error ha puesto el broche a una negociación accidentada de la que la ministra de Trabajo sale tocada pero no hundida.


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