No había dinero para las escuelas y universidades, pero sí para pagarle un pastón al peor ministro de Educación de la democracia. Efectivamente, es una vergüenza que a José Ignacio Wert se le premien sus esfuerzos por liquidar la educación pública con el cargo de embajador de España en la OCDE con un salario de 10.000 euros al mes, un piso de 500 metros cuadrados y 11.000 euros de alquiler mensuales en la exclusiva avenida Foch de Bruselas, chófer, dos criados, gastos de representación, viajes, etc.