Elecciones 12J / La izquierda se vuelca con el soberanismo: fracaso de UP y resurgir de la crisis territorial

  • Unidas Podemos suspende el primer examen en las urnas desde que está en el Gobierno
  • El regusto a victoria del espectro de las izquierdas tiene un claro componente soberanista y republicano con los resultados de EH Bildu y BNG
  • La cuestión territorial, después del monopolio del conflicto catalán en los últimos años, regresa con fuerza a la política española desde distintos prismas
  • La fortaleza del vector republicano, en un momento de grave crisis de la institución monárquica, muy reforzada con los resultados de PNV, EH Bildu y BNG


Ana Potón celebra los buenos resultados del BNG. / Cabalar (EFE)

Unidas Podemos suspende el primer examen en las urnas desde que está en el Gobierno. Desastre, «sin paliativos», según la descripción del propio Pablo Iglesias, lo sucedido en las gallegas y vascas. Galicia En Común se queda fuera del Pazo do Hórreo, la legislatura pasada era la segunda fuerza en el parlamento gallego. Elkarrekin Podemos se desploma en el caso vasco perdiendo más de la mitad de la representación.

En cambio, el regusto a victoria de ayer del espectro de las izquierdas tiene un claro componente soberanista y republicano. Subidón del BNG en Galicia. Los independentistas liderarán la oposición gallega en un hemiciclo que vuelve a tener, únicamente, tres fuerzas representadas. El PP de Alberto Núñez Feijóo se fortalece, el BNG pasa a tener con 23,% de apoyo 19 diputados, adelantando a los socialistas, que se quedan con 15. EH Bildu, se consolida como segunda fuerza política vasca, con 22 escaños, superando sus mejores resultados históricos, ganando cinco con respecto a la legislatura pasada. La suma de PNV (31) y los abertzales es de 53 representantes en Vitoria-Gasteiz. El nacionalismo e independentismo vasco logra unos resultados históricos, la cuestión vasca entrará a la agenda política estatal. La gallega, también.

Lección de las izquierdas soberanistas a Unidas Podemos que se descalabra. Y se cierra un ciclo. Si Galicia fue la tierra que vio nacer a Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), la confluencia que unía a la Anova de Xosé Manuel Beiras y la Esquerda Unida de Yolanda Díaz con participación en el diseño e la campaña del popio Pablo Iglesias, y la región que más ayuntamientos del cambio sumaba en 2015 (Santiago, A Coruña y Ferrol), hoy deja a Galicia En Común como fuerza extraparlamentaria. Ni la constante presencia de Iglesias en la campaña, ni la participación de la propia Díaz, la ministra estrella de las izquierdas desde la cartera de Trabajo, ni el cierre con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han servido para sacar un diputado. El simbolismo de cierre de etapa en Galicia puede impregnar al resto del Estado. La candidatura liderada por Antón Gómez Reino pasa de más de 270.000 votos, casi el 20%, a poco más de 50.000, ni el 4%.

Mientras, en Euskadi, Elkarrekin Podemos pasa de ser tercera fuerza, con 156.000 votos, cerca del 15% y 11 diputados vascos, a ser la cuarta, superada por el PSE. En esta ocasión, menos de 72.000 votos y del 8% le otorgan 6 escaños. Los líderes estatales de Podemos e IU, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, llaman a la autocrítica de sus organizaciones. El antaño llamado «espacio del cambio» ha entrado en una dinámica por la cual en cada elección pierde votos, presencia y se empequeñece. Desde el ciclo de las elecciones municipales y autonómicas y generales en 2015 y la repetición de 2016, las diferentes marcas referenciadas en Unidas Podemos retroceden en lo electoral. En Euskadi, por otro lado, fueron la primera fuerza política en las generales de 2015 y 2016. Queda lejos aquella estampa.

Esta tendencia llama más la atención en estos momentos, cuando Unidas Podemos forma, por primera vez, parte del Gobierno del Estado. Con la vicepresidencia social de Iglesias y los ministerios de Trabajo, Igualdad, Consumo y Universidades, el poder real de este espacio político es más evidente que nunca. Sin embargo, el electorado le ha otorgado un suspenso «sin paliativos» en Euskadi y Galicia. La política de los despachos en Madrid, la dinámica y debates en los medios de comunicación de la capital, no seducen a las izquierdas de otros territorios. De no ser porque los resultados de los socialistas tampoco han sido buenos, las voces que señalan que un gobierno en coalición con el PSOE perjudica a las izquierdas se escucharían con más fuerza.

Unidas Podemos evidencia, además, que tiene un grave problema organizativo cuando se desciende a los territorios. Tras los resultados de las generales de abril del año pasado, Iglesias prometió autocrítica, y esta quedó limitada al reconocimiento de la mala gestión de los conflictos internos. Galicia y Euskadi han sido unas comunidades en las cuales las noticias de las disputas internas han copado los titulares durante meses. Pero, más allá de esto, la falta de implantación territorial de los morados queda patente cada vez que hay elecciones autonómicas.

La implantación en los territorios la demuestran las fuerzas soberanistas. La espectacular subida de BNG y la importante mejora de EH Bildu este domingo lo ponen de manifiesto. El tejido social de la izquierda abertzale en Euskadi y la imbricación en la sociedad vasca está más que demostrada. La batalla electoral e institucional viene acompañada de la social y cultural. Por su parte, el nacionalismo gallego de izquierdas vive un resurgir que ya se empezó a comprobar en las pasadas generales de noviembre del año pasado, cuando el BNG volvía al Congreso con el diputado Néstor Rego.

La cuestión territorial, después del monopolio del conflicto catalán en los últimos años, regresa con fuerza a la política española desde distintos prismas. El modelo de Estado actual cada vez seduce menos en los territorios con historias nacionales diferenciadas. La crisis sigue patente, más allá de la pandemia. El Congreso actual, salido de las generales de noviembre, es buena muestra de ello y los comicios vascos y gallegos de este verano vienen a reforzar la idea. Con el horizonte de unas elecciones catalanas en los próximos meses, la tendencia puede solidificarse. La fortaleza del vector republicano, en un momento de grave crisis de la institución monárquica, también ha salido muy reforzada con los resultados de PNV, EH Bildu y BNG.

Las fuerzas que conforman el Gobierno de coalición en el Estado no salen bien paradas de las elecciones de este domingo. Pero las derechas y ultraderechas estatales, con la excepción de Feijóo que reaparece como figura esencial a nivel estatal apretando las tuercas a Pablo Casado, tampoco han funcionado. El Gobierno de coalición tiene el reto, sumado a la gestión de la grave crisis generada por la pandemia, de no olvidar la cuestión territorial. De hecho, es entendiéndola y tendiendo la mano al encuentro con fuerzas soberanistas cuando ha avanzado la coalición progresista. La mayoría de la investidura, frente a los encuentros furtivos del Ejecutivo de Sánchez con Ciudadanos, queda simbólica y numéricamente reforzada este 12 de julio. Iglesias y Garzón, en sus redes sociales, ya han felicitado a EH Bildu y BNG por sus resultados. Resaltando que son fuerzas republicanas.


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